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Domingo, 01 Febrero 2015 18:24

Una noche en la selva

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Una noche en la selva

Un texto para: Las hermanas diamante // dirigida por: Quio Binetti y Vanina Golstein

Dos intérpretes y creadoras de cuerpo pequeño y flexible, hábiles, precisas e intensas en sus movimientos. Parecidas y diferentes entre sí, Quío Binetti y Vanina Goldstein, son las hermanas Diamante. Protagonizan una "una ficción de hogar" según el programa de mano de la obra. Constituyen una hermandad. ¿Cuál es su familiaridad? Las pieles, las pelucas, los cuerpos pequeños, la ropa interior que usan, son iguales o similares. A veces hasta su comportamiento es en espejo. Pero tienen calidades de presencia diferentes, una es más tónica, la otra más blanda, una es morocha, el pelo de la otra va a tono con los marrones claros de los elementos de la escena. El espacio que habitan está teñido de los mismos colores y materiales de los tapados que las abrigan. Su mundo está formado por pocos elementos materiales, unas canciones italianas y sonidos electrónicos.

El programa de mano, en cuya tapa un dibujo representa a una mujer cubierta de pelos perdiendo los mismos, detalla el orden, el título, la ubicación y, para casi todas las escenas, una breve descripción de la misma: "el abrazo", "lo que el animal lleva adentro", "karaoke monstro" o, más enigmático, "un insecto sin cara sale", son algunos de los títulos de las escenas. En éstas habrán cambios de piel, separaciones, enlaces, abrazos, deformidades, riñas, temblores, caídas, respiraciones. Esta es la crónica de una noche en la vida de las hermanas. Una noche animal.

Suena una canción en italiano mientras las dos se abrazan lentamente. Un loop de acordes y un corte abrupto cambian la escena. Las chicas, por sus gruesos tapados de piel clara y sus pelucas de pelo largo y rubio, parecen animales en una selva de sonidos electrónicos. O una versión deformada de Mecha y Rita, las bailarinas tilingas y emperifolladas de Mau Mau, del dúo Acido Carmín. Una peluca se desprende de una cabeza. Se descubre un cuerpo, sus hombros, la parte alta de la espalda, los brazos y codos. Los dos cuerpos hacen movimientos quebrados. Luego emergen del suelo con sus pelucas y pelos.

Dos señoritas tomando el té en un salón en miniatura entran en una acción mecánica: sus brazos se cruzan, torpes, intentando alcanzar las tacitas doradas. De las patas de las sillitas y de la bandeja que oficia de mesa cuelgan más pelos de animal. Una le dice algo al oído a la otra, la besa, saca pelos de dentro de la tetera. Se aleja. Su torso cuelga de sus piernas, fijas en el lugar. El tronco ondula con la melena de la morocha. Vuelve al salón. Las tazas y platitos suenan cuando chocan entre sí. Hay sonidos todo el tiempo. Las chicas se van quedando dormidas en sus sillas.

Dos secadores de pelo que disparan un aire feroz y deforman sus rostros aparecen. Las acciones empiezan y terminan, sin causa aparente. A veces terminan cuando se agotan y se pasa a otra escena.

Sobre uno de los tapados como sobre una alfombrita de pelo de oveja, se posa una de ellas. Parece una diva. Enciende una radio y hace playback sobre una nueva canzonetta italiana. Algunos fragmentos de la canción se repiten. Mientras, la otra baila en el fondo del espacio, donde se encienden unas guirnaldas de luces blancas, que caen como gotas de lluvia, desde el techo. Harta de la distracción que provocan los movimientos de su compañera, la diva se acerca y le pega. Luchan. Su hermana se la agarra con la peluca. Durante la batalla, la peluca es el cuerpo de la morocha: el efecto de cada golpe sobre los pelos es imitado por la bailarina, que se sacude y arroja al suelo con cada impacto.

Ya sin tapados ni pelucas caen las dos hermanas. Resoplan y rebotan en el suelo como peces fuera del agua, exhaustas, exsangües. Después de la pelea vuelven lento a la mesa. Las tazas y platos se multiplican. Un grito acompaña desde la música estos cuerpos que parecen ser sólo colas, piernas, miembros plegados, doblados sobre las sillas. Las chicas no logran volver a sentarse. Se sacuden, lo tiran todo, vuelven a rebotar como peces moribundos con los grititos de la canción. Arrasan con todo, arrastran por el piso hasta las sillas.

Se refugian en sus pieles mientras se escucha un fuerte sonido de turbina. Se repite la primera canción, esta vez con acople. Aturde. Finalmente se besan, bailan suavemente con las manos metidas en los bolsillos de la otra, se van de espaldas. Dejan el mundo pequeño, beige y peludo que las hospedó esta noche.

Este comentario fue construido a partir de la función de Las hermanas Diamante vista el 13 de febrero de 2015 en Club Cultural Matienzo.

Ficha Técnica: Autoría, interpretación y dirección: Quio Binetti, Vanina Golstein |Asistencia de dirección: Florencia Gleizer |Asistencia de dramaturgia: Diego Lozano|Diseño arte escenográfica: Gabi Stern | Vestuario: Silvia Zavaglia |Diseño sonoro: Andy Menutti | Diseño de luces: José Binetti | Producción: Quio Binetti / La Aurora Productora | Prensa: CorreyDile

 

 

Aime Pansera

Mi pasión por el teatro y una beca francesa me llevaron a licenciarme en Estudios teatrales en la Sorbonne Nouvelle y a realizar maestrías de investigación en la misma disciplina y facultad. Allí me acerqué a la danza, y fue en Barcelona donde tuve mis primeras experiencias profesionales y en la investigación escénica escribiendo y dirigiendo proyectos de teatro y movimiento. De vuelta en Buenos Aires, me especialicé en la formación de espectadores y en el desarrollo de nuevos públicos para teatro y danza. Trabajo en el ámbito de las artes y la educación y curso la maestría en Sociología de la Cultura en la Universidad de San Martín.

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