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Martes, 01 Abril 2014 14:47

Las apariencias, ¿engañan?

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La estatua se introduce en sus primeros movimientos a partir del hilo de lana que termina por destejer el traje original de la intérprete. La sencillez de la puesta en escena, con dos tonalidades en despliegue, el beige y el negro, invitan a ocupar la atención del espectador en la fluidez del movimiento intermitente entre el cuerpo y sus sombras.

El dinamismo proporcionado por una coreografía revoltosa, ambigua, eufórica y reflexiva al mismo tiempo se potencia con la multiplicidad de sombras que la acompañan como consecuencia de las distintas proyecciones de luz, dando la impresión de que, si bien somos conscientes de que hay un solo cuerpo moviéndose en escena, hay otros factores -¿o cuerpos?- que introducen acción. ¿Se produce acaso una escisión de los movimientos del cuerpo que se nos presenta como único o es que hay presencias ocultas?

El hilo –dueño del primer impulso-  desaparece de nuestra vista pero sigue trazando circuitos. Luego un bolso que da a luz se va y su transportadora logra hallarse con la inexactitud reconfortante de su propia sombra. ¿Cómo diferenciar, entonces, las apariencias de su entidad original? A medida que la obra transcurre uno va adentrándose en lo que podría definirse como una exploración inacabable del cuerpo en la que este va rozando sus límites con algún espacio u objeto (presente o ausente, da lo mismo), los cuales contornean el fluir del movimiento pero a la vez lo expulsan de cualquier estado regular. Esto implica que las marcas del recorrido corporal se van desdibujando a cada momento por medio de superposiciones constantes.

En definitiva, será el intercambio permanente y  mutante a la vez entre cuerpo, luz, sombras, objetos e imágenes (ya sea en su presentación material o representación simbólica) el que venga a recordarnos y resignificar cierta vacuidad en nuestros modos de ser: ¿de qué forma ocupamos y transitamos los distintos espacios? ¿Cómo nos vinculamos con la exterioridad de nuestras acciones? ¿Qué tan arraigados estamos en nuestras formas habituales de comportamiento? Se vuelve necesario recurrir a ese hilo inaugurador–conductor por excelencia- para desentramar cada punto y luego tejer todos los trajes (formas y más formas) que vestirán cada movimiento.

 

Un texto para: La Lengua // dirigida por: Leticia Mazur

Ficha Técnica: Creación e Interpretación: Leticia Mazur /  Espacio y Luz: Alicia Leloutre y Matías Sendón / Música original: Alejandro Terán y Manuel Schaller / Vestuario: María Gonzalez / Tejido: Ana Paula Méndez / Fotos: Sebastián Arpesella / Diseño gráfico: Pablo Sternbach / Prensa: Pintos & Gamboa. / Asistentes de Escenario: Leandro Orellano, Yamil Zeid y Ezequiel Covarrubias / Supervisión dramatúrgica y texto: Elisa Carricajo / Colaboración creativa: Inés Rampoldi y Rafael Ferro / Co- Dirección: Elisa Carricajo y Bárbara Hang / Dirección general: Leticia Mazur

 

 

Irene Claverie

Formó parte del Equipo Editorial de Segunda cuadernosdedanza.com.ar desde su fecha de fundación hasta el año 2015