Villa Argüello, localización geográfica del convite, el canto y la bailanta. Un fernecito, un juguito, unos bizcochitos. Sírvanse, por favor. Todos son bienvenidos al agite del cuarteto y la celebración. El club es nuestro, es de todos. ¡Organicemos una fiesta! Pero, pero… paremos la moto. Primero, lo primero. El ejercicio consiste en transpolar el allá-afuera al acá-adentro. Para lograrlo, hay que seguir a la oriunda, a la autóctona. Ella sabe cómo guiarnos para lograr buenas y verdaderas interpretaciones. Copiemos cada gesto y aprendamos bien, muy bien, donde se estiran las vocales, que la jerga cordobesa no es para cualquiera y sentir los aires del “pago” tampoco es moco de pavo. Debemos seguir cada instrucción. Si no, vamos a perder el juego. Veamos, observemos, escuchemos atentamente. Entre todos podemos generar el hábitat añorado. Villa Arguello, haremos las señas necesarias para alcanzarte. No te vamos a fallar. Ya tenemos en cuenta algunas recomendaciones: - ser muy sociables y simpáticos, - saber piropos creativos, - tener siempre buena predisposición para el baile, - no perder nunca la capacidad lúdica, - disipar todo indicio…