A. Hacer sangrar el movimiento, no da lo mismo Recién ayer llegué de Montevideo. Entonces, esta mañana mi inconsiente y mi cuerpo se negaron a subirse a los primeros dos subtes rechazando la idea de apretarse tanto entre desconocidos tan temprano. El tercero no fue distinto pero no quedó otra que subirse. Por este motivo llegué unos minutos tarde. Ahí estaban todos charlando, parecían conocerse de otros lados. Nos ponemos todos con este frente, y a calentar. Saltar, bajar, saltar, caminar, ir al piso, flexión, tabla, saltar, ir al piso, caminar, tabla tabla tabla, levanto una mano, levanto la otra. Uf, qué lunes más lunes que es hoy. “¡Vamos! Hace frío, pero ya estamos acá, ya se tomaron el subte para venir, fuerrrrza” Tal cual, me respondo. El calentamiento sigue, uno-ir al piso dos-saltar, tres-tabla, cuatro-hablar en otro idioma (si no sé otro, inventarlo). De a poco la secuencia se fue desarmando, dándole lugar a nuevos y personales ordenamientos numéricos, encontrando lógicas en estas nuevas sucesiones entre bajar, saltar, tablear e inventar idioma. Casi segura de que nadie habló en…