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Viernes, 02 Mayo 2014 20:19

Todo lo Injustificable

Escrito por

Todo lo Injustificable

Obra Una Obvia

Lenguaje contemporáneo invita: los intérpretes reciben al espectador en sala, una de las intérpretes pide cortés que apaguemos los celulares y, enseguida, las bailarinas avanzan desde el fondo del escenario, cantando y moviendo sutilmente sus brazos y pies (al mejor estilo comedia musical).

Se trata de una danza y un canto en honra a La Mayor y violá la Primer obviedad: Superior-Inferior es una constante en la definición del vinculo entre generaciones. Es ante La Mayor que todas responden, acompañan y se inspiran (incólumes).

La Mayor lo explica todo (todo, todo) al principio de la obra, mientras, sin burlarse, mas mostrándose poco afectadas por el discurso de la “sabelo todo”, al mismo tiempo dan cuentas de haber entendido racionalmente la lección, las jóvenes la siguen en silencio (modulando y gesticulando caricaturescamente, bailando sentadas y en pose).

Una Coreografía gestual, entonces, se despliega mientras un discurso obvio sobre el rol de la mujer en el mundo social que la contiene, es desplegado cual argumentación académica.

La falta de un zapato (es tentador tratar de escribir este texto sin nombrar esta falta...) tiñe a todos los movimientos de un halo decadente. Y la altura del cuerpo, cada vez que apoya el pie sin zapato, baja, estableciendo una caminata ridícula, típica de cuando una vuelve de una fiesta, con un zapato en una mano y el corazón en la otra...

A lo largo de Una Obvia, los ciclos responden a la lógica de la decadencia. El enamoramiento, puesto en escena como el mayor de los estúpidos auto-engaños que vivimos, es colocado al mismo nivel que la desesperanza, la desesperación, la histeria y la coquetería. El sonido de una lluvia desordenada y un poco noiser acompaña los climax de la decadencia de una forma casi imperceptible pero muy acertada.

La mujer, aparece como aquel ser inentendible que finalmente, termina (siempre) defendiéndose ante las mismas crueldades (casi todas causadas por el maldito hombre, obvio!!). Si, si, Una forma Obvia de ser mujer.

La cámara lenta del movimiento de la mujer maravilla logra el mmaximmumm de la decadencia, en donde lo único que se sostiene es la sensualidad de esta mujer que además de hacer el ridículo en el seno mismo del momento de protagonismo de su personaje, no logra sostener el final de la escena y termina siendo “tapada” por la generación que le sigue.

 

La estupidez de ridiculizar al otro (a la otra) para establecer la propia autoridad, es otra de las estrategias que Una Obvia utiliza para señalar, precisamente, la obviedad de la competencia femenina. Esta competencia, también imprime su huella en el cuerpo, de modo que todas las bailarinas encuentran el momento en el que Destacarse (absurda-mente) haciendo Gran Uso de alguna habilidad motora (que mucho agrega al relato, sobre todo por su a-funcionalidad).

El amor, ese círculo decadente que encierra la vida en su totalidad, imprime carácter al cuerpo y no sólo por el estado en el que lo encuentra o lo pone, sino, también por las posibilidades motoras que cada cuerpo habilita en pos de atravesar esta vivencia. (por suerte, con el paso de los años, todos crecemos)

Y acá, la relación entre la expresión del cuerpo y el amor, se ven exageradas por las metáforas sustitutivas que resaltan el camino inevitable de caer en el absurdo de establecer pares del tipo: amor=palta, cartera=arma, bigote=hombre, zapato=falta... ¿Somos presas de la obviedad?

En un romanticismo exacerbado, Una Obvia parece decirnos que el amor es un estado de completa conexión con la naturaleza humana... bueno en verdad está riéndose de este absurdo que al ponerlo en el plano de la conexión con lo instintivo define el estado de enamoramiento como locura amorosa y, así, todo lo justifica (sobre todo, Todo Lo Injustificable).

Cantar canciones ridículas, llorar ante las más evidentes letras de desamor, el enamoramiento con el mundo ante el descubrimiento de un nuevo amor y el odio explícito hacia todo lo que nos rodea cuando la cosa ya no funciona... todos los clichés están en Una Obvia y, la verdad, nos damos vergüenza ajena al ver que (puede ser obvio) pero lo es...

La danza, aquí, es completamente inútil, pero cual milagro, resucita a los muertos y permite que la cosa continúe. Siempre que la danza se despliega en Una Obvia, es como un argumento que nada tiene que decir ni aportar al drama presente, pero, como separador o tránsito permite la reestabilización del conflicto o la llegada a un punto cero para continuar la narración.

Y al final, como era de esperarse, todo queda entre mujeres...    

 

Ficha técnica

 

Idea: Marisa Villar| Texto:Fernanda Alonso, Maitina De Marco, Marisa Villar| Intérpretes:Fernanda Alonso, Mariana Cabrol, Ayelén Clavin, Maitina De Marco, Laura Figueiras, Paula Ituriza, Malena Medici, Marina Otero, Carla Rímola, Natacha Visconti | Vestuario:Agustina Bachanián | Escenografía: Román Tonizzo| Iluminación:Matías Sendón| Peinados:Sebastián Bielous, Dario Calcagno| Maquillaje:Virginia Alvarez| Música original:Hernán Capoulat, Julietta Monsón | Fotografía:Pablo Viacava| Diseño gráfico:Wearepasto.com| Entrenamiento vocal:Julietta Monsón| Asistencia de dirección:Malena Medici| Producción:Teatro Del Perro| Coreografía:Ayelén Clavin| Dirección:Marisa Villar

Josefina Zuain

El tema del ser es para mí un tropezón asegurado. Bailo y escribo, bailo y estiro, bailo y no bailo. Me gusta decir: soy bailarina y escritora. Escribo, escribo, escribo... bastante compulsiva-mente.

Tal vez todos mis textos hablan de la acción de separar y del amor. Separar como modo de re-unir, re-condensar, volver a pensar y seguir (no) siendo. Amor: mi cuerpo. Segunda es mi relación más estable y duradera. Aquí, entre amistades, casualidades, pasiones y deseo, inventamos y recreamos los modos en que podemos pensar (seguir pensando) y volver a pensar en-con-a través de la danza.