Las acciones son hechos, ideas.
Miguel Ángel Bustos, en una nota
dijo sobre su escritura; pintar el verbo,
es mi obsesión.
Han pasado dos meses desde que fui a ver las bestias, en el barrio del abasto. Recuerdo: El negro de la oscuridad, ruidos que preceden movimientos, obvio, no? pero, el hecho de que los ojos puedan estar cerrados o abiertos con la misma finalidad y que esos ruidos que solo balbucean aquello que son movimientos; graves y fuertes, obvio, no? puedan introducir un clima muy propicio para engancharse en la continuidad de la obra, funciona.
Luego recuerdo, un niño de rulos, como la imagen de la delicada belleza, el Tadzio de Gustav Aschenbach bajo una luz, desnudo como una obra de arte, y la imagen que le sigue son otros tipos-bailarines, inflando mucho las fosas nasales, relinchando.
El núcleo duro de la puesta en escena es de un tiempo importante girando sobre la idea de la obra: la doma, dominación, manifiesta en varias puestas.
Las bestias son todos hombres, ¿obvio? o es un pensamiento anacrónico, pensar que si? El bailarín adanesco con talantes de femineidad, sería la sutileza que contrasta con el sudor de los brutos, que están siempre ahí en escena, alrededor de él, incluso sin él. La bestia se distingue del hombre: por la ausencia de razón, se debate el baile del instinto en una superposición de testosterona que amalgama el joven presentado distinto, por no tener ropa y esbozar tenues movimientos como un perfume, que disiente con el mencionado sudor.
En fin, recuerdo eso, creo que el director logro aplicar una idea. La idea machacando como un dedo sobre algo firme, es lo que más recuerdo, como si fuera una sensación.
Un texto para: Las Bestias / Dirigida por: David Señorán