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Jueves, 01 Mayo 2014 18:11

El despotismo sexual de La Wagner

Escrito por Victoria Alcala

 

Una primera caminata de perfil al público da inicio a la obra. Cuatro mujeres entran lentamente, paso a paso sus cuerpos desnudos desfilan, bajan, van llegando…una luz muy tenue y una canción erótica va sonando para que ellas adquieran un andar preciso y pausado. Aparecen cada vez más densas, van drenando el espacio, ellas ahora son cuerpos profanados. Se desgarra la escena con las piernas abiertas y en esta densidad se inaugura el mundo de la sexualidad despótica. Bienvenidos al desborde.

Para recordar “La Wagner” hablaría de una fijación arbitraria de las leyes sexuales. Se fija la idea de sexo desbordado por el impulso de hacer. El exceso de un hacer sin límites. El exceso de tocar, de golpear, de gritar. El cuerpo primero es reducido e impuesto en nombre del sexo. La mecánica del cuerpo es la de una sexualidad que acciona bajo el imperativo del impulso. Todo es ya: son lanzadas a accionar automáticamente. Ellas se dominan entre sí, se animalizan, se tocan, seducen, descargan, gritan. El “ya” llega a ejercer una violación en escena. Los cuerpos actúan pasando el borde, quedan tomados por el impulso de un hacer sexual mecanizado -la sexualidad puede ponernos en un estado en el que la materia es intencionalmente transgredida, sin sujeción-.  

La sexualidad en “La Wagner” es despótica y por eso desborda. Pablo Rotemberg toca ese lugar de lo que intenta caer del otro lado, de lo que por repetida fijación toca lo obsceno. Impone un goce inerte al infligir el límite. Desborda, desborda mecánicamente. El límite es transgredido, queda confundido y se pervierte. Los cuerpos son arrojados con violencia, lejos de sí mismos, quedando objetivados y sin identificación. El cuerpo sexual se despersonaliza, es llevado a ese extremo abyecto.

También se corre el cuerpo del género para que avance sobre la genitalidad (el género es puesto en disputa). Ellas se intercambian, ya son intercambiables: arriba y abajo, desnudas de frente o de espaldas, friccionan y le muestran al público sus genitales. Se presentan los orificios y las zonas erógenas chocan, se disloca la idea de cierre. 

Finalmente, el imperativo se fragiliza, sus rostros van apareciendo transparentes y con este gesto, aparece en la escena otra desnudez: la de la quietud, la develación y el silencio. Los cuerpos ahora vuelven a ser ellas.  

Un texto para: LA WAGNER // dirigida por: Pablo Rotemberg

Ficha técnica: Elenco: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza y Carla Rímola / Escenografía: Mauro Bernardini /Vestuario: Martín Churba /Iluminación: Fernando Berreta / Edición y arreglos: Jorge Grela /Sonido: Guillermo Juhasz / Producción ejecutiva: Mariana Markowiecki /Asistente de producción: Angela Carolina Castro / Coreografía: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola y Pablo Rotemberg /Asistente de dirección: Lucía Llopis /Dirección: Pablo Rotemberg.

 

 

 

 

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