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Para la búsqueda de la creación autónoma, de la singularidad de cada subjetividad, comenzamos los encuentros con una presentación sobre nuestro recorrido escénico.

Luego de media hora comenzamos un entrenamiento trazado por aspectos técnicos específicos. Herramientas que permiten fortalecer la presencia particular de cada uno en el espacio y con los otros.

El recurso de coro y corifeo sirve a la absorción de la propuesta de un guía y su utilización entre el grupo. Decidir en qué momento guío y cuándo soy desplazado para ser guíado.

Dentro de un trabajo más individual, soltamos la lengua libremente y comenzamos a crear mundos impensados. Decidimos abandonar el tiempo que uno cree que la mente necesita para generar imaginario y expresarlo. Ya no respondemos a un argumento lineal porque ese no es el eje, estamos entrenando ahora en eso que estoy diciendo cómo lo produzco. Aparecen saltos expresivos, juegos que abren diferentes sentidos claros y concisos que nos permiten entender qué hacemos cuando hacemos. Generamos, entre otras cosas, una frase que podemos ubicarla en cual sea la situación que esté sucediendo. La arriesgamos entre nosotros queriendo expresar mucho más de lo que estamos diciendo.

Se abre un espacio de verificación sobre cómo uno cree estar trabajando en la circunstancia que trae al seminario. Pensamos los aspectos que funcionan de manera positiva y también a los que debemos más trabajo. Refiriéndome puntualmente a lo que a mi me cuesta me encuentro nombrando lo que termina produciendo el exceso de eso que me es accesible, por ejemplo: tanto juego con mi cuerpo y la voz me llevan a saturarme, a estar opinando demasiado la actuación; la creatividad y la velocidad de asociación terminan siendo ideas que se fuerzan más allá de la situación, denoto mi empuje para llegar a un algo que no está ahí, me vuelvo un puestista entre mis compañeros y no dejo espacio para que otro proponga; tener la cabeza puesta en tantos aspectos externos suele ser de doble filo, porque asi como puedo colaborar dentro tomando decisiones que profundicen cierta situación, también mi ojo termina desconcentrándome y alejándome de todos los otros, hasta “actuando” para afuera, para otro queriendo explicar algo.

Julieta nos comparte en qué ejes trabaja ella a la hora de actuar:

-Concentración (conexión real, no superficial)

-Capacidad de juego (Disponibilidad)

-Eliminación del juicio sobre uno mismo (No temer al ridículo)

-Agudización de la capacidad de registro (Como estoy/estuve)

-Descristalización de la eficacia (Poner en duda lo que pienso que “funiciona”)

-Entrenamiento en la mirada intuitiva (Mis afecciones)

-No forzar la acción (Permitir que decante)

-Sacar la actuación más allá de los límites (sorprenderme de mi mismo)

-Manipulación de la percepción del espectador (Captura y seducción)

-Disponibilidad para exponer no solo lo mejor de uno, sino también lo más oscuro

-Cuestionamiento de los procedimientos que logro reconocer como límites propios

-Desterritorialización (Leer poesía, mirar pinturas, escuchar músicas etc…)

Así nos cita una frase de otro docente creador (A. Catalán):

“Actuar depende de un movimiento subjetivo que hace que un aspirante deje la actuación y busque su propia actuación”.

Entonces nuestros cuerpos son materiales para la construcción de cada subjetividad. Ahora estamos sentados con alguien detrás, escuchamos esa dramaturgia y la traducimos con nuestra expresión. En la segunda oportunidad, quién estaba detrás ahora pasa a espectar y nosotros comenzamos solos. Se repite una vez más, pero ahora las afecciones son totalmente opuestas a lo propuesto anteriormente.

Llega una última instancia, tomamos nuestras anotaciones y seleccionamos 3 aspectos personales a trabajar. Mientras sucede todo, uno queda en el campo de batalla, los otros aparecen como dobles o fantasmas de ese que está actuando. La comandante Vallina, como una diosa, afecta directamente al cuerpo del actor, con unas claras direcciones para trabajar esos ejes planteados previamente.

Ya es jueves: “Mi casa es rara. Soy un ser es raro. Despierto, por la mañana, rezo plegarias, me visto de persona normal, al rato el sol me resulta hartante.” Fragmento de La Piedad de Urdapilleta.

Utilizamos este texto, lo aprendemos a los bombos y lo trasladamos al espacio. Jugamos con intensidades, lo graduamos de un 0 a un 10. El cuerpo y su tono muscular, la voz y su volumen, el texto y sus velocidades, las pausas, las afecciones, todo se gradúa. Encontramos caudales expresivos de todo tipo y en todo eso indagamos recursos.

Ahora todo ese texto es atravesado por la premisa de hacerlo danza contemporánea, incrustar todo este cuerpo en el espacio lleno de expresión y de vida. Volvemos a hacerlo una y otra vez, como loopeados, pero cada vez el texto pasa a ser una parte más de otros relatos que surgen de las afecciones corporales, otras sonoridades que dialogan constantemente con eso que se está produciendo.

Viernes: Llegamos con una propuesta de micropuesta. Entramos al espacio de entrenamiento y repasamos el texto y las premisas de trabajo.  Nos tomamos cinco minutos, tenemos la posibilidad de ponerle una música, vestuario, escenografía, invitar a otros actores a participar de mi propuesta, un breve montaje que funcionara como excusa para mostrar al grupo y seguir trabajando.

Mi MicroPuesta: A la hora de armar y unificar toda esa propuesta cruzaron mil ideas por mi cabeza. No pude elegir ninguna y opté por llegar con una bata y debajo calzones y una remera, descalzo, sin nada. Nada más que yo en el espacio frente a mis compañeros. Eso ya es demasiado, todo está implícito. Ingreso y esas ideas que había tenido antes de entrar fueron precursoras de un juego vocal. Comencé sin saber que estaba haciendo, y mientras iba sucediendo todo eso que me afectaba se hacía cuerpo y expresión. Mientras tanto  Vallina me instaba a trabajar zonas que pasaba por alto o no llegaba a reconocer, lugares que dentro de mi verificación había seleccionado como puntos a trabajar.

Pasamos todos y luego tuvimos una charla donde hicimos un cierre simbólico de las experiencias que vivimos.

Estoy sorprendido de lo fuerte e intenso que resulta para el cuerpo recibir/generar tanto conocimiento y compartir a fondo cada subjetividad en un grupo que se conoce un lunes y día tras día se vigoriza hasta que un viernes termina algo que recién está comenzando.

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Un texto para  “CREACIÓN AUTÓNOMA” - Seminario intensivo dictado por Julieta Vallina en el marco de Doce Veinticuatro. 

Registro Fotográfico:  Guadalupe Arriegue y Tasio Rossi

Publicado en En palabras

"No siempre se tienen a mano canguros para improvisar". *

Un texto para "En busca del accidente", dictado por Santiago Gobernori.

Hace unos meses vi Satori, de Julieta Vallina, en el Brío Teatro. Esa tarde lluviosa de domingo estaba allá Catalina Lescano conversando con Nayla Pose de sus ideas para un festival de seminarios, este: 12/ 24. Me dijeron que estuviera pendiente y lo hice. Cuando apareció en facebook la grilla de rock stars elegidos como docentes y las diferentes propuestas de cada uno, me impresionó el conjunto. La concepción de un entrenamiento escénico con algunos de los mejores artistas que tenemos, esos a los que vemos producir sin parar, los mismos que tantas veces nos inspiran con su trabajo, suena idílico.  Ojo con lo que deseas. A los pocos días me invitaron a participar colaborando en el  registro de algunos seminarios. Un modo distinto y pautado de llevarle el apunte a la experiencia. Condición irrevocable: no podía ir como oyente, había que participar de la propuesta. No lo pensé mucho para no asustarme y acepté.

Unos días antes del seminario de Gobernori me reúno con Lescano deseando escuchar novedades sobre el éxito rotundo del proyecto, pero la coyuntura política y económica modifica el horizonte de expectativas cada vez más rápido. Las inscripciones no llovieron como se hubiera esperado. Hay muchos motivos: la propuesta es exigente, implica un compromiso de continuidad - los encuentros se realizan de lunes a viernes durante cuatro horas - hay que acomodar la vida a ese ritmo y, hoy por hoy, quienes aún tienen la suerte de trabajar, no pueden alivianar su carga horaria. El miedo no hace concesiones. Por otro lado, cuándo no, la plata. Lo urgente devora lo importante y lo urgente, aunque cueste creerlo, es pagar la luz, el gas, el agua... Lescano me cuenta que se angustiaron con los primeros números. Involucrar a semejante cuerpo docente y que los objetivos no se logren, siembra infinitas inquietudes. No solo en relación a lo sociopolítico, también en lo que al entendimiento de la creación se refiere.

El festival de seminarios no es un rejunte de talleres para principiantes, las propuestas perfilan hacia un encuentro productivo de intercambio de lenguajes entre artistas, lo que implica una cesión de las herramientas conocidas para aproximarse a otro modo de hacer las cosas. Quizá ese desafío también (nos) bloquea, (nos) paraliza. Yo misma leí varias veces las propuestas de cada taller y en algunos me negaba a imaginarme. "No, no, no, danza, no", censuraba mi severa institutriz interior.

¿Qué se hizo ante la impertinente bofetada de la realidad que se empeña en descuadrar los ideales con las matemáticas? ¿Se impuso la lógica del mercado? ¿La ley de la oferta y la demanda barrió los talleres con menos anotados? ¿El festival hizo agua? Para nada. Imperó el entendimiento de este quehacer como una necesidad. Hoy, como siempre pero más que nunca en los últimos años, hay que juntarse, seguir haciendo, construyendo fuera del sistema, dando batalla con lo que mejor sabemos hacer. Hay que ganar visibilidad, no ceder nuestro capital simbólico. 12/24 surge de la unión de creadores, no es hijo de ningún subsidio, rinde cuentas solo ante sus organizadores. No se puede perder plata pero sabemos que, siempre que merece la pena, se puede no ganar. Podemos no hacer un mango y sin embargo capitalizar valores: experiencia, desarrollo, desafío, vínculos, entrega, intercambio, ideas y quizá proyectos que nazcan de estas semillas.

Confiando en eso, depositando ahí la fe y las certezas adquiridas en años de gestionar Fábrica Perú, un espacio que sobrevive al margen de casi todo, la coordinación del festival y los docentes involucrados, siguen adelante. Lescano es muy clara: "que no se caiga nadie, corremos de la mano juntos".

Salgo de esa charla con la cabeza tan revuelta como el estómago. Llovizna en Buenos Aire y, una vez más, parece ser el único lugar del mundo donde puedo estar. O ser.

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Conozco a Santiago Gobernori como actor y, más que nada, por su dupla con Matías Feldman en Defensores de Bravard. No sé cómo laburan pero lo que vi en ese espacio me pareció interesante y honesto. Una experimentación constante sobre los bordes, conceptos tensionados que al estimularse no solo corren a los actores de la comodidad, también al público se le interroga sobre su presencia y desempeño en el hecho escénico.

Su propuesta se titula "En busca del accidente" y acudo porque creo saber a qué se refiere pero quiero saber cómo lo asimila. Me hace gracia la paradoja de salir a buscar algo que siempre evitamos: el accidente.

Durante los cinco días compartidos integramos ejercicios sencillos, dinámicos y divertidos, destinados a destrabar nada más y nada menos que nuestro modo de pensar y producir discurso. Hay un interés fiero en desarticular la lógica del lenguaje para que no resulte un lastre. ¿Cómo se logra el prodigio? Cuesta. Pero por momentos aparece. De repente largamos una frase improvisada, un enunciado que tiene todo de texto automático y que haría que cualquier surrealista nos besara. Me sorprendo hablando sin parar sobre veganos, costumbres de países nórdicos y gente que no sabe lo que quiere. No hay relato ni interés en producirlo.

Acá y allá comienzan a resonar imágenes que nacen de trabalenguas, de rimas, de estados físicos y expresivos que se elevan a su máxima potencia. O se reducen. Somos unos títeres a los que se les sube y baja el volumen a capricho. La intensidad, la gestualidad, el tono, la repetición, la acción... Todo se convierte en forma y en disparador.

Terminamos por confiar en esas nuevas sinapsis y aprendemos a reconocer el valor intuitivo en las formas que aparecen al observar a los otros. La presencia, la proyección y las fugas de energía no detectadas.

Hablamos de la "fisura". Ese punto indeterminado e indeterminable donde de repente una situación absurda se abre hacia un lugar posible donde la teatralidad podría darse, donde la dramaturgia podría generar un conflicto.

"Crear mundo" es otra expresión que va y viene. Salir de lo inmediato, de la obviedad, y dejar que la improvisación se nutra con referencias rotundas que nos permiten anclarnos de forma inmediata en los distintos roles de Tío Vania, Electra o Hamlet, por ejemplo. Pero también situaciones cotidianas donde la entrada y salida de los personajes es la única pauta dada para que comiencen a suceder todo tipo de cosas que desafían la lógica narrativa y que nos muestran que la argamasa de la creación escénica es mucho más dúctil y maleable de lo que nos atrevemos a considerar.

Pienso en los trabalenguas, en la rima, en la necesidad de imágenes renovadas. Me digo que soy poeta, pero que mi capacidad de escritura no me sirvió para nada en estos días. Me digo que hacía mucho que no me sometía a un entrenamiento ajeno. Me digo que no fue terrible. Lo disfruté aunque por momentos me defendiera, me resistiera... Me digo que solo fueron cinco días, no hace falta que me dé un caño por no ser la actriz que deseo. Invoco a Kartun, por millonesíma vez en el año, "uno es el poeta que puede, no el que quiere".

Me pregunto cómo hacemos, cómo hacen los otros para seguir entrenando, creciendo, moldeando sin aburrirse, sin encauzar el río demasiado. No es fácil. Pienso en la potencialidad de los actores y actrices con las que trabajé esta semana. Tan distintos y rotundos. El milagro de un arte donde todos tenemos algo único que modifica al otro. En el escenario y en la platea. Nos olvidamos de eso a menudo. ¿Nos escondemos de nosotros mismos? ¿O solo nos acostumbramos?

Pienso en el eterno tallerista, en ese rol del que tanto cuesta deshacerse, y justo terminamos el encuentro hablando sobre el entrenamiento creativo en cualquier disciplina. Una necesidad que no pasa solo por un perfeccionamiento técnico pero que requiere constantes actualizaciones. Hay mucho para hacer en soledad, mucho nutriente a nuestro alcance. Nadie puede leer por nosotros, ni escribir por nosotros, ni ver cine, llevarnos a museos, abrirnos el ojo, los oídos, educar el paladar para sabores desconocidos.

El teatro demanda encuentro, no existe sin otros. Hay que ejercitar un entendimiento y una escucha hacia los miedos y necesidades de todos, nos turnamos en las ciclotimias que reconocemos, convivimos con las mismas pulsiones y certezas, sin embargo, cada uno de nosotros tamiza distinto su experiencia. Se me ocurre que el entrenamiento, cuando la formación cesa como imperativo, cuando finalmente nos atrevemos a decir "soy actor", "soy actriz" - aunque mis facturas las pague otro laburo alimenticio - , se instala, se corre al ámbito de producción de obra. Cada nuevo trabajo debiera desafiarnos, demostrarnos que es muy poco lo aprendido, alimentar un deseo de más, de otra cosa, de algo que no sabremos nunca qué es.

Gobernori nos recordó que nuestro poder demiúrgico no es todopoderoso. Ni tan siquiera es serio, ordenado o coherente. No lo necesita. La dramaturgia puede intervenir sobre personajes habitados por estados extremos y el relato aprenderá a fluir sin la preocupación de aclararnos lo que cuenta. Lo importante es no saber. Y aprender a trabajar desde el vacío.

Aunque estas no son las únicas conclusiones posibles de estos días, son las que terminan llegando a este breve registro.

Nos animo a todos a formar parte de este festival de formación, a seguirnos la pista más de cerca. La realidad puede contarse de infinitas maneras y nosotros seremos los responsables de darle forma. Viendo cómo viene la mano, más vale que la tarea nos encuentre aceitaditos.

* Santiago Gobernori.

Este texto fue realizado a partir de la propuesta “En busca del accidente" dentro de la plataforma DOCE VEINTICUATRO realizado la semana DOS de Junio de 2016 en el marco de la asociación entre Segunda y Doce Veinticuatro.

Registro Fotográfico:  Guadalupe Arriegue y Tasio Rossi

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Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224:¿Cuáles son las que cosas que te movilizan actualmente en tu práctica artística? 

Me moviliza la curiosidad , creo que el ejercicio de la curiosidad debería ser una práctica permanente en todo aquel que se expresa como artista. Me  movilizan las búsquedas  artísticas que asumen riesgos , que desplazan la norma . Los artistas que se bancan ser singulares , únicos . La incomodidad. Los cruces expresivos . La influencia de otros lenguajes expresivos en el campo de la actuación 

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224:¿Qué te interesa lograr en la escena?

Captar en la memoria el instante exacto en el que la actuación salta al vacío y se vuelve libre , superadora de uno mismo , para intentar repetirlo y volverlo a superar.

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224:¿Qué hipótesis o premisa te gustaría probar en tu propuesta de seminario?

Me interesa reflexionar acerca de la búsqueda de la singularidad expresiva como actores , en un medio donde los estereotipos y las formulas probadas imperan , creo que apuntalar el instrumento propio y la creencia en nuestros intereses creativos es vital para construirnos como artistas.El Seminario se propone como un espacio breve pero intenso donde darnos un tiempo para reencontrarnos con nuestro instrumento , valorar su poética e investigar nuevas posibilidades expresivas que lo expandan .

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224:¿A quienes esta dirigiendo el trabajo?

Fundamentalmente a actores y estudiantes de teatro que estén lidiando con el problema de la práctica actoral y la inserción laboral . Pero no es excluyente , creo que es un espacio creativo , lúdico y de reflexión de la práctica artística. 

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224:¿Algo que quieras agregar?  

Quisiera valorar la propuesta de los creadores de 12 / 24 , porque creo que es muy importante en tiempos  hostiles  agruparnos como hacedores culturales y generar propuestas nuevas y de resistencia . Creo que multiplicar y unir voces , abrir espacios nuevos donde reflexionar juntos e intercambiar miradas es los que nos mantendrá a flote y nos volverá fuertes . Celebro la potencia de la propuesta y los invito a sumarse . Estoy muy orgullosa de participar. 

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Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿Cuáles son las que cosas que te movilizan actualmente en tu práctica artística?  

Me moviliza profunda y personalmente la relación entre biografía y memoria del cuerpo, no escindido del contexto que a su vez está dentro de procesos históricos más amplios y dinámicos. Hay una relación dialogica que me interesa indagar, no naturalizar las narrativas que se imponen en lo macro e incluso en lo micro, e insistir en encontrar un lenguaje singular, con lógicas-ilógicas propias, en pos de una experiencia estética lo más cerca a la honestidad y la presencia.

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿Qué te interesa lograr en la escena?

La respondo en la anterior, es lo mismo.

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿Qué hipótesis o premisa te gustaría probar en tu propuesta de seminario?

Este taller es parte de un espacio que vengo generando hace unos años que se llama FUERA DEL TIEMPO, en este intensivo, como parte de ello, pretendo combinar prácticas perceptivas, apelando a la memoria del cuerpo y la deconstrucción de imagen/es, todo para entrenar la mirada singular que arribe a posibles caminos de búsqueda de cada uno.

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿A quienes estas dirigiendo el trabajo?

A toda persona interesada en prácticas artísticas con un fuerte deseo de búsqueda de lenguaje, dispuesta a poner en juego sus pensamientos, obsesiones, memorias y emociones en pos de su mirada singular. 

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿Algo que quieras agregar?  

 

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Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿Cuáles son las que cosas que te movilizan actualmente en tu práctica artística? 

Cuáles pueden ser las estrategias de “raje” de los cuerpos en el diagrama social neoliberal y cómo desplazar la práctica escénica a otras prácticas colectivas.

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿Qué te interesa lograr en la escena?

Un pensamiento escénico que pase de la representación a un teatro de las fuerzas del mundo. Un teatro que rompa con el presente neoliberal, e invente modos de existencia desobedientes y vitales.

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿Qué hipótesis o premisa te gustaría probar en tu propuesta de seminario?

Mi tentativa es que podamos considerar nuestras creaciones desde una posición de indagación experimental autónoma, asumiendo el hastio que nos produce la vida a las que nos somete el código neoliberal y la maquinaria escénica que se adecúa servilmente a ese código.

Segunda / Doce Veinticuatro - 2DA / 1224: ¿A quienes estas dirigiendo el trabajo?

A creadores escénicos que quieran asumir las fuerzas que desestabilizan sus prácticas y el mundo en el que están implicados.

 

 

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Poética gestual en la actividad de un cuerpo que piensa. Natalia Tencer

Mi primer objetivo es dar vueltas como un taladro, horizontal, suspendida en el aire sin detenerme. Lo intento de diferente maneras. Lo intento de verdad. Pienso todo lo que podría hacer para que eso suceda y lo hago. No logro mi objetivo. Me doy por vencida. 

Imaginar un movimiento imposible.  Hacer todo lo que se pueda por lograr ese movimiento, hasta que se agoten todas las posibilidades.  

Mi siguiente desafío, pararme con la cabeza y saltar alto hasta tomarme con los pies del fierro que atraviesa el techo.  Vuelvo a intentarlo todo, cuando creo que me voy a quebrar el cuello lo intento de otra forma y cuando ya no quedan formas, cambia la propuesta. 

Observamos a otros y nos dejamos observar e imaginamos el futuro de los movimientos imposibles ajenos.  Pero no son futuros ajenos. Ya son nuestros propios futuros imposibles. Bailamos esos futuros.

Hoy descubrí claraboyas sucias que me ocultaban el cielo de otra década. Recorro el espacio y lo observo en forma global.  Algo me llama la atención y me acerco. Lo recorto lo mas que puedo. Me alimento de lo que veo. Me pregunto “¿que es?” Labios rojos en medio de crema del cielo. Cuando la crema del cielo se acaba y esos labios ya no me dicen nada, salgo de nuevo al espacio y vuelvo a buscar otra cosa que me alimente. Adentro del aparatito, una ciudad intergaláctica. La recorro, esta vacía, inhabitada, me alejo y me acerco hasta que ya conozco todos sus rincones y todos sus ángulos.  Ahora otros cuentan sus visiones, un tapado de piel en el techo, un templo sagrado, el mesías, ya no me acuerdo mucho. Volvemos por tercera vez a buscar algo que nos atraiga y esta vez dejamos que lo que observamos nos mueva. Bailo en un mar de tempera de varios colores, me recuerda un dibujo que hice en el jardín de infantes. Me pierdo en un hueco en la pared donde alguna vez hubo un enchufe, es un túnel hacia otra dimensión, ondulo a través de él. Hoy yo descubrí las claraboyas y todos re-descubrimos un espacio, que ya venimos transitando. 

Que pasa si lo mismo hacemos con el movimiento? Nos movemos globalmente hasta que un movimiento se recorta.  Y lo observamos, lo repetimos y nos preguntamos  “¿Que soy?”.  En algún momento salimos del espacio y desde afuera miramos el movimiento de otro, ya no nos preguntamos “que soy” sino “que es ese otro”,  finalmente nos encontramos retroalimentandonos entre todos con movimientos y preguntas.

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Me acerco a ella con la intensión de darle un beso pero al llegar le meto las manos en los bolsillos y se los saco hacia afuera.  Ahora ella viene a patotearme pero al acercarse a mi me susurra al oído “Hola”. Nos proponen un movimiento y lo continuamos no con la primer idea que se nos aparece sino con la segunda o  la tercera. Hay una pequeña danza en ese tironeo, entre lo que quiero hacer  y lo que finalmente hago. El pensamiento que no se traduce en el cuerpo se escapa en un gesto.  El tiempo que transcurre entre una primer idea y la siguiente esta lleno de movimientos.  A lo mejor, al final, seguimos siendo los mismos y nos seguimos repitiendo en movimientos y futuros posibles . Pero ahora en ese instante de incertidumbre algo nuevo surge. 

Hoy es un día incomodo. Algunos se animan a decir que no están disfrutando tanto y hasta que la están pasando un poco mal. 

Repetir un movimiento hasta que se vuelva conocido y entendible. Entonces soltarlo, liberarlo del pensamiento y que el movimiento se piense a si mismo. El cuerpo nunca para, el cuerpo sigue en movimiento pero el movimiento parece ajeno. Aunque es propio. Pero eso es incomodo. Soltar lo conocido, lo previsible, lo que nuestro pensamiento puede abarcar. Dejar de conocer nos lanza al disconfort. Lo desconocido, lo incontrolable, lo imprevisible, no se disfruta tanto. Hasta que nuevamente se conoce, se controla y se prevé.

En cuanto empiezo a prever,  alguien se me acerca y me ordena “solta” y la incomodidad regresa. El futuro incierto me obliga a quedarme en el presente y esperar. No hay nada mas que hacer, esperar y escuchar el resonar de la pregunta “¿que soy?”

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Ola polar, mañana helada. Sebastián deambula con el torso desnudo en la interseccion de Belgrano y Venezuela. Vocifera que es una diva de Holliwood y que nadie le da trabajo. Una ocupación imposible pero quizás una manifestación posible en nuestro tiempos. Manifestación extrema eso si.  Posible pero imprevisible. Pienso que un solo manifestante podría llamar mas la atención que una marcha multidudinaria. Mas con el torso desnudo durante una ola polar.

Observo a Lalo repartir sobres de edulcorantes  en la puerta de un Farmacity. Acaba de robarlos del Starbuck  que está enfrente.  Los reparte como si fueran  volantes. Tiene un edulcorante en la frente sostenido por la gorra. Algunas personas le preguntan si está haciendo publicidad. Podría ser. Es posible que este promocionando una nueva marca de edulcorantes. Pero algo no cierra. Imprevisiblemente sus movimientos son muy lentos  e imprevisiblemente lleva un edulcorante en la frente. 

Estoy parada en la esquina de Belgrano y Perú, espero que cambie el semáforo para cruzar. El semaforo cambia pero sigo parada. Solo observo  a la gente que cruza, que va y que viene. Una chica duda en cruzar al ver que yo no lo hago. Finalmente se lanza a la avenida pero con algo de temor.  Quizás haya algún peligro que  no este  previendo y yo si. Podría ser posible que el semáforo contrario no estuviese andando. Podría ser,  pero no es. Y cruza y se da vuelta para volver a mirarme. Cuando el semáforo se pone nuevamente en rojo me voy. 

Soltar en la calle. Fuera de la seguridad de la sala. Redescubrir  ahora un espacio bien diferente que transitamos mil veces. Habitado por movimientos conocidos, controlados, pre-vistos, pre-visibles. Un espacio  hostil pero coherente. La tensión entre lo posible y lo imposible. El gesto que explota, aveces,  de lo imperceptible. Un cambio simple puede quebrar el confort. El edulcorante en la frente. Soplar repetidamente en una esquina. Parar un colectivo y despedir a los pasajeros.  Todo esto amenaza la seguridad del entendimiento y provoca que algún vecino llame a la policía. Pero basta con decir que estamos haciendo “un curso de teatro”, y que todo es parte de un trabajo para que lo desconocido se reconozca, se entienda, se acomode. Para que vecinos, transeúntes y policías vuelvan a “disfrutar” de la comodidad de lo esperado. El alivio se siente en el aire, todo vuelve casi a la normalidad y un cartonero me elogia al pasar “muy linda su danza”.

Este texto fue realizado para el Seminario "Poética gestual en la actividad de un cuerpo que piensa" coordinado por  Natalia Tencer, realizado la semana del 6 al 10 de Junio de 2016 en La Fábrica Escénica, en el marco de Convivencia  Segunda y 12/24.

Registro Fotográfico:  Guadalupe Arriegue y Tasio Rossi

 

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