Tropiezos, apagones imprevistos o tardíos, caídas, golpes, olvidos, interrupciones no deseadas, problemas con la escenografía y luces son algunos de los fallos que podrían afectar a las bellas artes escénicas. Aquí no se trata de eso: los movimientos son limpios y están hechos a conciencia, las interrupciones son voluntarias, las luces permanecen sin cambios durante casi toda la obra y el espacio escénico no parece exhibir una escenografía específica, al contrario: en él se acumulan, por un lado, una mesa de sonido, zapatillas, mochilas y demás efectos personales de los bailarines; en la otra punta, una montaña de sillas apiladas y una gran escalera, restos de la sala. ¿Fallaré al escribir un comentario sobre una obra de danza en la cual el error es el origen mismo de dicha obra? Si asumimos que esta escritura no está dictada por el Espíritu Santo, inevitablemente, fallará, ya que errar es humano. Los muchachos y muchachas de Sopla, es decir, el grupo llamado Los Mismos, escriben que su obra nace cuando falla, resaltando la fascinación por la simultaneidad y la ruptura como recursos…