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Jueves, 16 Febrero 2023 15:13

Twerk & Escritura

Escrito por

Este texto es una crónica y registro documental del Seminario de Twerk & Escritura coordinado por Josefina Zuain en enero de 2023  en Galpón FACE, Buenos Aires, Argentina.

Sube. Baja. Sube. Baja. Sube, sube. Baja, baja. Sube, Baja, Sube, Baja, Sube, Baja. El sudor acariciando la piel invita a la sonrisa placentera. La carne vibra. Miradas cómplices. Manos tocan vibraciones ambiguas que bailan hasta el amanecer. Solo creo en un Dios que sepa Bailar con el culo.

F.P.

La carne rebota, se escapa por los costados, junto a pensamientos que se desparraman. Mi cuerpo se expande, se desordena en el espacio, se revoluciona mientras el culo rebota-rebota, se abre, experimenta.

Luciana

Mover las carnes, placer. Soltar como si pudiera despegarse del hueso y de las estructuras, como si pudiera ocupar unos tantos espacios tiempos distintos a la vez, como si fuera líquida y otra. La vibración se asemeja hermosamente a la alegría. Vibrante puede adjetivar un estado, vibrar puede sustituir una oración. Estoy vibrando.

Gaby Moura


 

Día 1. 16 de enero del 2023

“Captar la diferencia es el aprendizaje” decía Jo. Y en eso estábamos. Buscar con nuestros glúteos sueltos ya era el aprendizaje.

Llegué temprano a Galpón F.A.C.E, luego de una tarde de calor y confusión en Buenos Aires. Estaba sin celular y no sabía a qué hora exactamente empezaba el seminario. Me senté en la vereda a esperar y ver la gente pasar. Al ratito aparecieron Jose y Paz, me contaron de su editorial (2DA En Papel EDITORA) y de sus mil proyectos hermosos. Jose me propuso hacer una crónica del seminario de tres días que estaba por arrancar: en cada encuentro habrá un primer momento de escritura, un momento de twerk y un tercer tiempo de escritura. Un sandwichito de prácticas.

Entramos a la sala. Nos presentamos cada unx y empezamos. En la presentación todxs expresamos algo en común: muchas ganas e inquietud por incursionar en el mundo del twerk. En el ambiente se sentía una excitación curiosa por lo que estábamos a punto de emprender. La primera práctica de escritura es presentada por Jose como una entrada en calor. Es mental pero también una bajada al cuerpo: la pauta es explorar la escritura a partir de la pregunta: ¿Cómo estoy hoy, ahora? 

Escribimos sin soltar la lapicera hasta que Jose nos frena. Después nos propone que identifiquemos diez preguntas que están ahí activando nuestro estar hoy-acá, que las materialicemos en la escritura. Ni más, ni menos. 

Luego nos ponemos de pie y empezamos la entrada en calor fisica. Con las manos en la pared, separando los glúteos y abriendo el piso pélvico hacia atrás elongamos nuestras piernas. Josefina nos propone realizar algunos ejercicios como subir y bajar en relevé (manteniendo siempre los glúteos separados), la exploración de la curva de la columna nos va preparando para la práctica.

Así, de a poco, en ronda y en cuatro patas, empezamos a probar con nuestros culos las maneras posibles de moverlo. Jose nos iba mostrando en su propio cuerpo, a su manera, las formas de hacerlo. Primero, Up y Down. Después, Up y Down dividido. Ósea, Up-Up, Down-Down. Después levantamos las rodillas y lo probamos en una nueva configuración del cuerpo. Vamos llegando a Bubble: un Up y Down muy rápido en el que se arma una vibración (in)controlable.

Con todas estas técnicas y direcciones de cadera pasadas por el cuerpo, comenzamos a probar desplazarnos por la sala. Hicimos una especie de pasarela en la que íbamos trasladándonos en grupos de cuatro personas usando todas las herramientas aprendidas ese día y más. La invitación fue también a incorporar lo que a cada unx le daban ganas de probar, jugar, bailar y vibrar. 

La última práctica fue dividirnos en dos grupos para poder vernos mientras bailábamos. Bailar mirándonos, usar las caras y las miradas propias y ajenas como sostén de la danza fue un gran ejercicio, tanto para inspirarse al estar mirando “desde afuera” como al estar twerkeando “desde adentro”. ¿Qué actitud tiene mi culo hoy? Desde afuera daban ganas de entrar, desde adentro daban ganas de llamar la atención de lxs compañerxs que hacían de público. La mirada tensaba lo que en el otro extremo pasaba en los glúteos. 

Al final-final, escribimos lo que nos había generado esta práctica. Estabamos todxs felices, risueños y fulgurantes. No podíamos creer que tan cerca teníamos algo tan liberador. Soltar los glúteos, mover el culo. Jose nos propuso que armemos, de cada encuentro, un párrafo para compartir con el grupo: párrafos que aparecen intercalados en la presente crónica. 

 


 

La mandíbula se empieza a soltar y la transpiración lubrica a la vergüenza. Cuando mi pelvis está en alto en posición horizontal y mi cabeza se desorienta puedo moverme mejor. Las manos me devuelven la presencia de lxs otrxs en el registro de mi cuerpo. ¿Cuánto de mi culo puede dejar de responder a quien soy hoy? Ese personaje en realidad siempre acecha y se desata cuando la disputa se distrae. No es de forma inmediata, pero eventualmente el cuerpo se ensortija. La posibilidad de entender desde la acción del movimiento, sin ver, quizás desde el tacto. Recordatorio: poner las manos en los glúteos para registrar la vibración, y tal vez, eventualmente, pueda hacerlo sin ese tipo de tacto dactilar. ¿Habrá lugar entre mis uñas y las huellas dactilares para tocarme al revés?

Guich

 

La clase me hizo sentir libertad tanto de cuerpo, específicamente de culo como de mente. Si bien es un trabajo que requiere concentración para entender qué es lo que hay que mover, también requiere liberación de prejuicios y experimentar en cuerpo el movimiento. Considero que se siente mejor de lo que se ve y creo que ahí está el código, para entenderlo hay que experimentarlo. El movimiento del culo me dio relajación no solo en esa zona sino en todo el cuerpo. La forma de enseñanza es muy acorde a lo que buscaba, ya que Jose explicó movimiento por movimiento y también hubo un espacio de impro. Estoy muy feliz y siento un nuevo hallazgo.

Pri

Venía en bici a la clase pensando en la consciencia de la musculatura interna en relación a las carnes movedizas incontrolables que quedan a la vista de lxs otrxs. Mi control vs. Mi caos. ¿Cuál me pertenece? ¿Cuál es realmente para mi? ¿Por qué lo liberador de este movimiento es hacia afuera (en un principio)? Además de soltar las carnes habrá que soltar la mente (que piensa: “qué pensarán los de afuera”). Para poder volver la mirada a tus ojos mientras te bailo este tema.

Leti

 

Laxa-deseos-fluir-apertura-agua-expandirse-cómoda-confianza-suelo pélvico. Soltarse-soltar-administrar-fluir-no pensar-sentir-disfrutar-no reconocerse-descubrirse-crecer.

 

Anónimo

 

Vibro desde los pies a las nalgas. Dejo que sean las nalgas. Abro el culo. ¿Cómo es un movimiento erótico? Ablando la rectificación de mi columna. Circular.  Recular. Ir hacia el atrás.

Flor

 

 


Día 2. 17 de enero del 2023

¿Cuantos huecos desconocidos para mi tiene la cadera que suda hoy?

 

En el segundo encuentro, varias personas me acercaron papeles cortados a mano de sus cuadernos con párrafos de reflexiones para el grupo. Empezamos de la misma manera que el día anterior: escribimos cómo se sentía cada unx ese día, en ese momento. En relación al encuentro anterior, en relación a la vida misma. También, anotamos 25 palabras/conceptos que surgieran a partir del seminario y del twerk.

Entramos en calor el cuerpo. Repasamos lo visto el encuentro pasado y seguimos. Probamos el “Jigle”. Fuimos probando distintas maneras de hacerlo, desde distintas posiciones. Se planteó la importancia de experimentar en lugares difíciles porque clarifica la prueba desde posiciones más simples. Es decir, que probamos lugares complejos para que luego lo más “simple” nos resulte más directo, más fácil. Incluso probamos el movimiento desde lo sonoro con un cinturón con monedas (tipo de danza arabe). A algunas nos facilitó encontrar el movimiento. Con el cinturón, era muy claro si el movimiento se estaba generando desde la cadera o no, si estábamos encontrando lo que buscábamos. Aprendimos también recursos geniales como girar la cabeza, usar el pelo en nuestro favor. Este detalle, para nada menor, me resultó buenísimo para el resto de mis danzas. El uso de la mirada, mover la cabeza, soltarla, lanzar el pelo, acomodarlo, son recursos que dan al twerk (y a la danza en general) un toque expresivo, sensual, absurdo, carismático (lo que se desee que genere) tan sutil como genial. Me cuesta creer que recién ahora lo descubro. Pienso: “Claro, estamos moviendo lo que tenemos en favor de nuestra danza, de la diversión, de la tensión con lx otrx, con el espacio”. Si para esto usamos nuestro culo… ¿por qué no usaríamos también otros elementos como el pelo, la cabeza, la mirada, la lengua, los dedos, las manos? Usar nuestras herramientas nos sirve para la vida, para la fiesta, para encontrarse con lxs otrxs. Esa actitud de jugar con lo que hay. En el juego sincero, creo yo, está la belleza.

Luego, nos trasladamos como en el encuentro anterior. Trasladarse es clave para entender las transiciones y el ir de a poco coordinando el movimiento del culo con el traslado. Ir conectando vibración con traslado no es fácil. Mientras lo hacía pensaba que eso era una verdadera fiesta: mover el culo con técnica y a su vez ir probando, agregando, mezclando, condimentando con maneras y búsquedas propias de movimiento. Todo al ritmo de reggaeton. ¿Por qué no quisiéramos entrenar para la fiesta y festejar el entrenamiento? Desde ese encuentro, no vi más la diferencia entre la exploración y la sonrisa que tengo en una fiesta un sábado a la noche que la exploración y la sonrisa que tuve entrenando twerk. El contacto con el propio cuerpo y con los otros cuerpos es una fiesta. ¿Por qué no?. Del tan conocido binarismo naturaleza-cultura me surge pensar la existencia de un “binarismo fiesta/no fiesta”.

En este encuentro nos dividimos en dos grupos para mirarnos bailar. Si bien sabíamos de qué se trataba, algunxs estábamos menos sueltos, menos disponibles, quizás por cansancio, quizás por vergüenza. Aunque estuvo buenisimo volver a ponerse en la posición de observadora y de observada. Te pone “en una”. Ser observada genera una tensión que, si estás bailando sola, es mucho esfuerzo imaginar. Además, el feedback (la mirada, el aliento y la sonrisa) es muy estimulante. Fagner Pavan, quien participó del seminario, en sus clases de “Prácticas escénicas performativas” nos habla de “lianas” como líneas de tensión dramática. Pienso que la mirada ajena podría funcionar como un conjunto de “lianas” que nos va llevando de un lugar a otro, armando un recorrido de ridiculez, sensualidad y búsqueda con el culo abierto. La música, el espacio y el resto de los bailarines también son “lianas” para una búsqueda de múltiples constantes, hallazgos, traslados, movimientos y seducciones. 

La del observador también es una posición muy útil. Por un lado, te permite ver cosas que desde adentro no se ven. Por ejemplo, a dónde lleva la mirada la compañera y cuánto más intenso se arma todo cuando la mirada penetra en algún lugar concreto con intención. A veces, también, cuando la búsqueda de la compañera es muy sincera no la podes dejar de mirar y acompañás, expectante cada hallazgo. Observar te “manijea”, te dan ganas de entrar y darlo todo, te recarga energías para imaginar todo lo que harías estando ahí y luego entrar y hacerlo.

Terminamos el encuentro escribiendo. Por un rato largo se armó mucho silencio, un silencio grupal sintonizado. Todxs con los ojos, la atención y las lapiceras en los cuadernos, escribimos muy concentradxs. Me resultó increíble la diferencia de estados (tanto individual como grupal), es decir, cómo estábamos antes y cómo después de la práctica… 

“Se ve que abrir el orto te deja en una” pensé. Estamos muy acostumbradxs a guardar, cerrar, endurecer, callar lo que nos dicen que tenemos que guardar, cerrar, endurecer y callar. 

Lo que pasa cuando todo eso se suelta y se comparte, es (como minimo) novedoso y liberador. Me pregunté qué es lo que nos guardamos TANTO. El deseo, la sexualidad, la sensualidad, la seducción parecen esos objetos que unx pretende cuidar tanto que cuando los busca ya no sabe en dónde los dejó. Confundimos cuidar lo sagrado con privatizarlo, darle solo el espacio individual de nuestras casas, familias, hogares, parejas, en aquello que llamamos “intimidad”. Más allá de todo esto hay un deseo efervescente de aquellxs que creemos que hay algo más. Que hay una calle a la que salir, que hay algo más público, más colectivo, más compartido, más sutil, más amorfo. Hacer Twerk fue hacer público ese deseo vibrante y encontrarse con la hermosa sorpresa de otras personas en la misma situación. Personas con deseos, con contradicciones, con curiosidad, con cara de concentración, sorpresa y expectación, con ganas. Salimos todas felices y excitadas con el hallazgo. Felices al descubrir que, algo tan cerca y tan simple como mover el culo, nos puede hacer tanto bien.


 

 

Cambia la dirección del movimiento de la cadera y la sensopercibo distinto, modifica la imagen, se abren nuevos imaginarios. Existe un movimiento que encuentro apenas por instantes cuando algo en mi libera, suelta o simplemente deja de retener.

Gaby Moura

 

 

Día 3. 18 de enero del 2023

La música? De fiesta. Claro! Si es una fiesta! Mover el culo, mirarse, reírse, encontrarse, guiarse por el deseo es una fiesta.

Si la mirada puede funcionar como contrapunto del culo mientras lo muevo, el culo también puede ser lo que compensa otro movimiento no lineal, interno. Un deshielo desde mi nuca al sacro. Se van sacudiendo con cada traqueteo, los cimientos que me abrazan y me fijan alrededor de la columna a este eje. Cada vaivén es una brazada que da la fiera, personaje tratando de llegar a la tierra firme de mi yo. Cada serpenteo de la columna, la cara al piso, empujar el suelo para salirme de él hacia arriba o sostenerme para pegarme a él, son movimientos para no ahogarnos. Temblor-calor-dulzor de la transpiración, de ser agua en publico, imitarme en el espejo de la reacción. Obedecer por el placer de saber que la resistencia siempre cabe entre las hendijas y los pliegues .

Para el tercer y último encuentro ya había más papelitos cortados a mano. Se sentía en el aire la expectación de seguir con lo que estábamos descubriendo. Ya sabíamos más o menos de qué se trataba pero queríamos seguir probando. Hablamos de lo contentas que nos habíamos ido los encuentros anteriores. Cómo no había comparación entre el estado que llevaba una al Galpón (con la ciudad, los quehaceres y el estrés cotidiano a cuestas) con el que te ibas de la clase.  Al salir de la clase, nada parecía importar tanto. La soltura del culo, da una liviandad que no se puede explicar, ¡hay que vivenciarlo!. Y si esa soltura es acompañada, si tiene la complicidad de un grupo, si no hay un ocultamiento ni vergüenza, si hay risas de por medio, es una liviandad casi, me atrevo a decir, revolucionaria. 

Hacer de los tabúes comunidad y carne tiene algo de revolución. Porque… ¿podríamos cambiar como sociedad si algunas cosas de las que no podemos hablar se colectivizaran? Si dejáramos de ocultar y silenciar cosas que nos pasan a todxs y que acarrean vergüenza, represión y aislamiento…. Sostener una vida en base a ideales de belleza y movimientos hegemónicos que no existen trae frustración, consumismo, alienación y, por qué no… crisis ambiental. 

Como los anteriores encuentros, empezamos escribiendo. Cada unx en su cuaderno plasmó cómo se sentía y pensó tres deseos o metas, para la práctica de ese día. 

Los mios tuvieron que ver con la no-frustración, con el deseo de soltar y con poder conectar con la mirada de lxs otrxs. Repasamos lo que habíamos visto hasta ahora al son de “Marianela”. Una canción muy divertida que nos proponía pasar por todos los movimientos aprendidos: Up, Down, Up-Up, Down-Down y Bubble. Después un poco de Jigl agregando curvas. Las curvas fueron otra herramienta nueva fundamental. Aparentemente simple pero genial y necesaria para todo lo que se quiera hacer en materia de movimiento y de fiesta. Las mil pruebas que se pueden hacer moviendo la columna y culminando con un movimiento en seco del culo: para los costados, moviendo la cabeza, en cuatro patas, arrodilladas, etc, etc. Habilitar la curva es habilitar toda una proyección del culo y la sensualidad. Agregamos también mover la cabeza, usar el pelo, ir bajando e ir subiendo. Todo en distintas posiciones. 

Probamos desplazarnos con todo lo practicado en los tres días y nos observamos en dos grupos. “No soy yo, es mi culo”. Esa es la actitud que nos interesa. Es un personaje que no es ni tan solemne ni con un ego tan grande. Es un culo que se mueve, que se ríe del absurdo, que entiende que no hay mucho más para transitar la existencia y el encuentro con lx otrx que soltar y pasarla bien. 

El protagonista acá es el culo. No somos tan importantes. Permitirse ser poseídas por el culo que sabe más que una y “sufre” menos. La vibración trae más vibración. Me viene la pregunta ¿Mover el culo mueve mi deseo o es al revés? ¿O es una relación simibiótica? Soltar, también porque es un movimiento que, así como se encuentra, se pierde, y vuelve y se vuelve a ir y vuelve a aparecer. Se trata de confiar. De dejarlo ser, que se descontrole, que la vibración recorra y haga de las suyas. De pronto, cuando se pierde el movimiento, no hay que desesperar, él mismo vuelve. Soltar la carne del glúteo te libera la mandíbula. Jose nos decía “no dejo de pensar, dejo de flashear pensando”. Empieza a aparecer otra cosa. No un juicio, sino un acompañamiento de transformación. La idea no es anular el pensamiento, sino ir atendiendo cómo y dónde está el pensamiento. 

La consigna para la improvisación final fue: “Empiezo estando en una”. De vuelta, nos encontramos con la mirada del otrx como sostén. Tener en claro que si te perdés, tenés herramientas de las que agarrarte para volver a la exploración. Siempre habrá un espacio, una mirada, un ritmo, una propuesta, un sostén del que agarrarse. Una vez que se internaliza todo esto, el resto es mandarse a ese abismo, tomar ese riesgo. Soltar. 

Terminamos cada unx escribiendo en su cuaderno. En esa carne evidentemente está contenido lo que negamos. La concentración final de la clase dio cuenta de lo que se movió. Soltar la carne mueve cosas. Libera algo que es un misterio. El silencio de concentración grupal colectivo se repitió en todos los encuentros. Empezábamos “en una” y terminábamos “en otra”.

 


 

Cuando la carne se sacude, se vuelve algo eléctrico. Como un cable pelado. No fluye, pero hay chispas, hay conexión. El cuadrado lumbar ha sido fuente de dolor durante muchísimos años. Que de pronto pueda ser punto de apoyo de toda la práctica, es una novedad que me tiene conmovida y perturbada.

Raquel

 

Me duele bastante el cuerpo, la zona de la espalda baja y las dorsales. Ayer sentí el culo mucho más blando que la primera vez y yo estaba más predispuesta a hacer la práctica ya que sabía con que me iba a encontrar. Al salir me sentí más relajada y fue una experiencia aún más hermosa que la primera 

Pri

 

Ardiente como un fuego. Filoso como una navaja. Jugoso como un pomelo. Vibrante como un terremoto. Picante como un jalapeño

F.P

 

De lo simple a lo complejo para que el retorno a lo simple tenga lucidez al movimiento. Distintas estrategias para descubrir movimientos que traen sensaciones nuevas. Es mi culo y yo soy mi culo. 

Luciana

 

En estas dos clases o encuentros de Twerk se abrió la pregunta por la sensualidad. Me llevó a pensar en diferenciar lo que se puede hacer, explorar con las posibilidades del cuerpo. Me llevó a pensar sobre el adentro y el afuera. Descubrir las señales que el cuerpo puede dar. Pero señales para qué, para quién. Me queda esa sensación de que por ahora lo que voy descubriendo son las gestualidades. Que al surgir de lo desconocido en tanto de lo que se puede expresar como de lo que se recibió, es como una obra de arte que con la materialidad del cuerpo se puede armar. La mirada, la postura,la pose, lo que cada unx puede comunicar. Con lo que se tiene y se desconoce. Que no es un bailar o decir solo para el espectador. Si no, en primer lugar, para una. Como esa pose, postura que Jose dice: “Aca ya estoy en una”. Ahora estoy en esa = EN UNA ¿MISMA?

 Graciana

 

 

 

 

 

Lucia Iaccarino

Estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de Buenos Aires. Actualmente, se encuentra realizando la formación para bailarines en Galpón F.A.C.E y dando talleres de Huerta y Compostaje. Le interesa la mezcla de lenguajes y disciplinas que estén en contacto con prácticas del encuentro y la sensibilidad para propiciar la empatía con lo que nos rodea: lxs otrxs y lx otrx, el cuidado de la naturaleza y el contacto con la tierra. Tomó clases con numerosos artistas de Buenos Aires como Lucía Toker, Leticia Mazur, Quillén Mut, Carla Di Grazia, Eugenia Estevez, por mencionar algunxs. 

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