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Martes, 06 Junio 2023 19:54

Algunas prácticas entre el (algo) y el (no) comprender el vacío cotidiano de la física cuántica.

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Carmichael, Renee (2023) Algunas prácticas entre el (algo) y el (no) comprender el vacío cotidiano de la física cuántica. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 06 de junio 2023. 

 

Mi investigación artística aborda desde diferentes bordes la pregunta acerca de ¿Cómo escribir una intuición abstracta que está al borde de la (in)comprensión gracias a una (in)conmensurabilidad entre humano y máquina? La (im)posibilidad de una respuesta a esta pregunta impulsa mi práctica entre cuerpo, algoritmo y movimiento. Experimento gestos de procesos abstractos en prácticas diferentes (bailar, escribir y programar algoritmos), pero también similares por sus desafíos de ser lenguajes bien delimitados. Práctico cada una en y con metodologías blandas y feelings corporales, pero también en idiomas diferentes: inglés, español y lenguajes de programación. 

Hace un tiempo incorporé a esta investigación otra herramienta, la física cuántica, porque me intrigaba pensar su material como práctica de lo que podía (no) comprender. Lo cuántico, científicamente, es el estudio de lo incierto y lo indefinido. Experimenta el vacío de lo que pasa cuando todo es posible al mismo tiempo. En mis prácticas, más que buscar la ciencia, propongo experimentar la física cuántica como (algo) cotidiano. (Algo) que se practica. Pero ¿cómo practicar (algo) que está siempre en, con y como el vacío? 

En principio, cuando pienso en (algo), me llega un vacío de ese (algo). Me pasa lo mismo cuando pretendo traducir una palabra de español al inglés: me llega un vacío entre ambos lenguajes, acompañado de un poquito de vergüenza porque mi lengua materna es el inglés. Lo mismo cuando pienso en el dolor de panza que tengo desde que se murió mi padre en 2013, lo mismo cuando trato de reemplazar una palabra por (algo) que bailo, lo mismo cuando escribo códigos y me toca pensar su escritura, lo mismo cuando recuerdo mi vida sola en Francia a los dieciocho años, lo mismo cuando escribo estas palabras y me distraigo por un microsegundo mirando por la ventana. Más de esto mismo, o (algo) diferente, pero todavía un vacío cuando trato de hacer una práctica corporal que tiene que ver con la respiración. ¿Estoy respirando? Con la única respuesta de que respirar es (algo) que sucede en el vacío de la pregunta y se va inflando hacia una forma que enseguida se vuelve a vaciar.

No me gusta hacer prácticas de movimiento que trabajan la respiración. Me frustra la rigidez que genera la intención de conectar la respiración al movimiento, siento que provoca un ritmo falso que viene de afuera y que por ello (no) es mío, pero, al mismo tiempo, me hace volver a mí para cuestionar(me). Los jueves de 20 a 22 horas, participo de las clases de danza de Marta Lantermo, las cuales toman elementos de la Técnica Alexander. Todavía no leí lo que escribió Alexander sobre su práctica: lo que sé, lo comprendí únicamente por practicar con Marta. Me gusta hacer Alexander porque salgo de la clase más alta y con un vacío que conseguí, no sé exactamente cómo. 

Me gusta no solo desafiar mi altura sino también la tesis doctoral que estoy (no) haciendo. Me cuesta explicar de qué se trata, porque no lo comprendo por completo, aunque sé que se trata de relaciones entre el código, el cuerpo y el movimiento. Es (casi) imposible poner en palabras una parte del tema: el lenguaje de la computación, específicamente el pensamiento (en un sentido (no) humano) del código. El código es imposible de abstraer porque la abstracción, pensada desde una ontología computacional es inconmensurable frente a la abstracción pensada desde lo humano. M. Beatrice Fazi explica que esto sucede porque falta una base fenomenológica en común que “implica reconocer [una] disparidad ontológica y epistemológica entre el modo en que los humanos y los agentes computacionales toman decisiones” (Fazi, 2020, p.12).  Para sumar a este “problema” el código es incomputable: el algoritmo no puede validarse a sí mismo, por lo cual es siempre incompleto. Fazi explica que la limitación de lo incomputable es lo que define la estética del algoritmo. Esta estética no es la belleza de lo formal sino un un evento que experimenta su límite propio y inherente: “...desde el punto de vista de una estética incomputable, la relación [entre lo determinado y lo indeterminado] ya se establece de forma inmanente con cada cómputo, porque la estructura formal tiene su propio modo de ser eventual y, por tanto, de "experimentar" en la medida en que se determina a sí misma frente a la indeterminación” (Fazi, 2016). Esta (in)determinación es formal y no empírica, y es, entonces, inconmensurable para la abstracción humana.

Pero, en lugar de salir de este “problema” con una solución instrumental que termine de pensar solo en los usos humanos del código y no en la abstracción propia de la computación, me meto en otro problema para poder pensar la computación: propongo que el movimiento permite sentir el algoritmo sin tener que abstraerlo. Pero, con esta decisión me encuentro ante todos los problemas de pensar en y con la danza. ¿Un bucle imposible?

Vuelvo al principio, porque al principio de este texto escribí “en principio” como un gesto de estar yendo a un fundamento, en el sentido científico del “principio”, es decir, como una ley que establece el funcionamiento de una cosa. Sin embargo, una ley puede tener muchos principios que llegan a la misma cosa desde otro comienzo, por ejemplo, el principio de mínima acción. Este principio declara que las trayectorias son puntos fijos de la acción funcional del sistema. Fue usado para desarrollar las tres leyes de Newton, la ley de la inercia, la ley de las fuerzas y la ley de acción-reacción, que son fundamentales para el desarrollo de la física mecánica y sobre todo para entender (algo) relativo al movimiento del cuerpo. Pero también el principio de mínima acción es fundamental para pensar otra ley, La ley Lagrange, que declara que hay un punto fijo durante todo la evolución temporal de un sistema. Ambas leyes pueden ser probadas por el mismo principio, que aplicado al movimiento, a la acción de un sistema mecánico, cede las ecuaciones de moción para este sistema. Este tipo de principio, que posibilita pensar la moción para facilitar caminos posibles de una variedad de leyes, tal vez sea el que se encuentra en este texto. Es (algo) que inicia de forma múltiple. 

Según estos ejemplos de mi práctica, el (algo) que quiero experimentar es difícil (y a veces imposible) de abstraer. Pero a su vez, es un vacío que tiene (algo) que ver con las metodologías de la física cuántica para pensar lo incierto. En este texto propongo practicar el (no) comprender de la física cuántica en cuatro prácticas cotidianas que hacen a la vez su vacío. Ese (algo) que se propone sentir el gesto de (algo) en su (no) comprender. 

 

Práctica 1: Traducir

Pensar la física cuántica es tanto un punto constante de mi vida (una partícula) como un movimiento constante e indirecto (una onda). Después de todo, no es que pienso regularmente en la física cuántica, pero está ahí como un vaivén que marca un camino siempre posible: ser dos cosas a la vez. Ser tanto partícula como onda es uno de los problemas abordados por la física cuántica. Pensar la física cuántica en relación con la vida cotidiana es posible e imposible, como lo señala Karen Barad en la pregunta, “¿Qué tiene el tema de la física cuántica que inspira todas las preguntas correctas, trae los temas clave a un primer plano, promueve la mente abierta y la curiosidad y, sin embargo, cuando nos reunimos para aprender su sabiduría, la respuesta que obtenemos casi inevitablemente parece no acertar?” (Barad, 2007, p. 6). Mi hipótesis es que esto es así porque en general su pensamiento no incluye el cuerpo. Su relevancia y su comprensión pasa por lo analógico de dos cosas extranjeras del cuerpo y no la idea, que Barad quiere argumentar de la física cuántica, de que “somos una parte de esa naturaleza que buscamos comprender” (Barad, 2007, p. 26). 

Aunque pienso bastante en la relación entre la física cuántica y el cuerpo, hay un vacío cuando quiero escribir sobre esta relación: no tengo materia para escribir, al mismo tiempo que tengo toda la materia posible. Por lo cual, y para pensar mejor la complejidad que lleva la física cuántica, traigo una cita larga de un experimento que hace Barad pensando la obra de teatro Copenhague escrita por Michael Frayn. La obra explora la relación entre dos físicos de la mecánica cuántica cuyos pensamientos fueron esenciales para la creación de la bomba atómica: el danés y maestro Niels Bohr y el alemán y estudiante Werner Heisenberg. Traducimos estas palabras del inglés al español como parte del proyecto Liminal Bits, un Podcast de investigación que creamos junto con Laura Benech (1):  


En una escena clave de la obra, el público aprende sobre el intenso desacuerdo entre Bohr y Heisenberg sobre el principio de incertidumbre de Heisenberg. La naturaleza de la diferencia entre sus puntos de vista no está presentado claramente en la obra, pero se puede resumir de la siguiente manera: Para Bohr, lo que está en cuestión no es que no podamos conocer tanto la posición como el momentum de una partícula simultáneamente (como argumentó Heisenberg inicialmente), sino que las partículas no tienen valores determinados de posición e impulso simultáneamente. Mientras la idea de Heisenberg parece verosímil, el punto de Bohr es contrario al sentido común y extraño. En esencia, Bohr está argumentando acerca de la naturaleza de la realidad y no solo de nuestro conocimiento de ella. Lo que está haciendo es cuestionar toda una tradición de la metafísica occidental: la creencia de que el mundo está poblado por cosas individuales con sus conjuntos independientes de propiedades. 

La lección que Bohr toma de la física cuántica es profunda: no hay pequeñas cosas que caminan sin rumbo en el vacío y poseen el conjunto total de las cualidades que la física newtoniana asume
(e.g. posición y momentum); más bien, hay algo fundamental en la naturaleza de las interacciones de medición, de modo que, dado un aparato de medición particular, ciertas propiedades se vuelven determinadas, mientras que otras se excluyen específicamente. Qué propiedades se vuelven determinadas no es dictado por el deseo o la voluntad del experimentadorx, sino más bien por la especificidad del aparato del experimento. Por consiguiente, hay todavía un sentido por el que los experimentos pueden decirse objetivos. De manera significativa, diferentes cantidades
se vuelven determinadas usando aparatos distintos, y no es posible obtener una situación en la que todas las cantidades tengan valores definidos al mismo tiempo –siempre quedan algunos excluidos. Esto da lugar a dos conjuntos de variables “complementarias”: para cualquier aparato dado, las variables que son determinadas son complementarias de las que son indeterminadas, y viceversa. Las variables complementarias requieren aparatos diferentes –mutuamente excluyentes– (e.g. uno con partes fijas y uno con partes movibles) para su definición, y así estas variables son recíprocamente determinables (cuando una está definida, la otra no). Heisenberg eventualmente aceptó la interpretación de Bohr: es la complementariedad lo que está en cuestión y no la incertidumbre. 

Teniendo en cuenta esta importante diferencia, es difícil resistir la tentación de contemplar una nueva obra, una reescritura del Copenhague de Frayn utilizando el principio de complementariedad de Bohr en lugar del principio de incertidumbre de Heisenberg como base para el análisis. Quiero dejar claro que no estoy sugiriendo que las dificultades con el juego de Frayn pueden ser rectificadas simplemente sustituyendo un principio para el otro y realizando el mismo tipo de pensamiento analógico para considerar las cuestiones morales y epistemológicas en cuestión. Pero yo quiero permitirme brevemente este ejercicio de manera limitada, reconociendo que no hay expectativas de proporcionar un análisis riguroso de los problemas importantes a la mano simplemente por este cambio. El objetivo del ejercicio es conseguir un sentido de lo que es una consideración más cuidadosa de la física cuántica y qué implicaciones podrían traer a la superficie. De esta manera podemos al menos tener algo para sentir cuáles cuestiones filosóficas se plantean y qué conceptos podrían necesitar ser repensados si tomamos en serio la física cuántica, aunque este método puede no ayudarnos a entender cómo se pueden resolver los problemas y la conceptos relevantes reconceptualizados (Barad, 2007, p. 17).  


Me cuesta acortar la cita porque es el detalle de cada palabra lo que importa, una práctica que pasa en y con la traducción y que revela cuestiones específicas del dispositivo de Barad. Su modo de pensar la física cuántica lleva implicaciones en cada palabra. Es tanto en mi lectura de las palabras como en el conjunto de sus argumentos que estos detalles toman importancia (o matter, como sería en inglés, que es a la vez lo que importa y la materia). Aclaro también que lo que está en itálica es una intervención mía. Está relacionado con lo que entiendo que dice la cita vinculado con el contexto de este texto, un gesto, como (algo) (y Barad también usa la palabra algo) de prestar atención a lo micro y no de resumir todo en mis propias palabras. Después de todo, me llega el vacío cuando quiero resumir este fragmento de texto.

Práctica 2: Difractar

¿Estoy respirando? ¿Estás respirando? Laurence Louppe, historiadora especializada en estética de la danza y artes visuales describe la respiración de la siguiente manera:


 

La respiración solamente pone de relieve los pasajes; permite tocar y sentir mediante l
a experiencia de las cavidades interiores.
El cuerpo que muestra es una abertura, no un bloque. Un vacío, no un lleno.
Mucho más allá de las sensaciones físicas, alude a la geografía de los paisajes del cuerpo.
De un espacio que enlaza el exterior
y el interior como un espacio global, donde el cuerpo
no hace sino difractar las luces conjugadas.
El cuerpo como pasaje, como pared porosa entre dos estados del mundo
y no como masa opaca, llena, impenetrable.
(Louppe, 2010, p. 81).  


¿Es así realmente la respiración del bailarín? Porque a mí solo me da sensación de vacío de pensarlo y al mismo tiempo un feeling de la física cuántica, (algo) entre el vacío y el lleno y el uso de una palabra de un fenómeno cuántico “difractar”. Una vez encontré un video explicando el concepto de difracción en la física cuántica en el cual dos chicas bailaban como si fueran back-up dancers, vestidas con leotards muy brillosos de los años ochenta. Con estas chicas como soporte de un diagrama científico, el video explicó la complejidad de la difracción en la física cuántica: los fenómenos que pasan cuando una onda se encuentra con un obstáculo. ¿Las chicas que bailaban eran un ejemplo de tal obstáculo para la voz del narrador mientras explicaba el experimento de las dos rendijas en un tono muy serio y científico? (Algo) así dice la narradora sobre este experimento: “el experimento de la doble rendija es una demostración de que la luz y la materia pueden mostrar características tanto de ondas como de partículas definidas clásicamente; además, muestra la naturaleza fundamentalmente probabilística de los fenómenos de la mecánica cuántica. Este tipo de experimento fue realizado por primera vez, utilizando luz, por Thomas Young en 1801…”. Mientras las dos chicas contonean sus caderas de un lado al otro, en el brillo de su ropa aparece a la vez una partícula y una onda. Lo doble entre onda y partícula, entre chicas bailando y una voz científica, es posible gracias al dispositivo particular de la doble rendija, como si el cuerpo que baila pasara por la rendija de la voz científica [la imágen Nro. 1]. La rendija es siempre parte del mapa de difracción, una forma que ayuda a medir entre onda y partícula, y no simplemente un medio para un fin. El resultado del experimento de las dos rendijas es un mapa de difracción [la imágen Nro. 2], y este mapa, según Barad, muestra los patrones de diferencias que importan (matter). 

 

 

Nro. 1. An illustration of the 'Double-slit experiment' in physics. By Original: NekoJaNekoJa Vector: Johannes Kalliauer - File:Double-slit.PNG, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=61496401

 

Nro. 2. Results of a double-slit-experiment performed by Dr. Tonomura showing the build-up of an interference pattern of single electrons.
Numbers of electrons are 11 (a), 200 (b), 6000 (c), 40000 (d), 140000 (e).
By user:Belsazar - Provided with kind permission of Dr. Tonomura, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=498735


Ya no encuentro más este video en YouTube,  pero buscándolo encontré otros videos no tan divertidos que utilizan la danza para explicar la física cuántica. En la pérdida del video que me lleva de una búsqueda a otra me pregunto, ¿qué onda particula(r) hay entre la física cuántica y la danza? El hecho de que exista una relación entre bailar y explicar la física cuántica, no es una coincidencia ni una llamada del universo esotérico. En principio difracta (algo) de mi cuerpo como parte (con agencia) del aparato de esta misma búsqueda: después de todo, me interesa pensar el movimiento como parte de mi investigación del (no) comprender.

Práctica 3: Escribir.

Desde 2018, escribo tres páginas a mano (casi) todos los días. En una de esas mañanas, con la luz de primavera entrando del ventanal de mi casa nueva, pensé: entre la lentitud del gesto de escribir a mano y la rapidez del pensamiento, ¿siento (algo) de un respiro cuántico y cotidiano? Escribí (algo) así en la última línea de la última página de este día, el 27 de septiembre de 2022, que es el cumpleaños de mi hermano, mientras que mi cuerpo dejó de estar en tensión. Luego, aquí en este texto, estoy intentando abstraer la tensión que aparece cuando el cuerpo y la mente no están al mismo tiempo. La mano derecha (la que escriba) muy rígida, la espalda más arriba que abajo, las piernas cruzadas, la cabeza girada en la dirección opuesta del papel, de vez en cuando un leve vaivén adelante y atrás del bloque del torso, los pies que a veces sale del piso o que hace un twitch, la panza tensa, la boca cerrada, la pregunta siempre ¿estoy respirando? Tal vez desde la nariz, de la parte de abajo no siento nada, sigo escribiendo entre medio de una lentitud y una rapidez que hace pensar en otras cosas que no quedan en la escritura. Pero en este desfasaje de la mano escribiendo y los tiempos pensando, siento la (no) respiración de un ritmo que me lleva a un patrón de la diferencia de lo que queda y lo que no queda, de lo que pienso y lo escribo, de lo que llena el papel y lo que se vacía en el cuerpo tenso, pero que nunca queda en su totalidad.

Hoy, 4 de octubre, sigo escribiendo a mano las tres hojas en el cuaderno, pensando en una cita de la física cuántica en que Barad habla de las estrellas de mar en la página 377 de su libro. Mientras, escribí como escribo (casi) todos los días, en que muchas veces esta escritura tiene un ritmo de no decir nada, de usar muchas palabras vacías de que y (algo) y esto, pienso en mí día o en otra cosa con mi cuerpo en tensión. 

Lo que pasa en el medio de un montón de cosas es lo que pasa cuando exhibo y trato de escribir estas palabras, que van y vienen en una suerte de cosa que va mucho más allá de lo que podría ser  esta cosa porque en este caso es lo que tenemos acá, en el  caso de lo que las cosas que escribo, que van mucho más allá de lo que no sé y que no podría ser durante de mucho tiempo de (algo) entre estos dos cosas de esta en este proceso de lo que es así mediante de (algo) que es así que hoy es un día de ser así en el medio de un montón de cosas en que voy pensando en (algo) de lo que tengo que hacer pero también (algo) más allá de lo que es así en el medio de lo que podría ser, como la voz del otro que está desconectando mientras que escribo estas palabras como la memoria muscular de poner tiras en papel mientras que mi perro me mira fijo porque está aburrido. Hoy tenemos que ver si sale con su paseadora, voy pensando en la cita que voy a poner mientras que estas palabras dicen (algo) de (algo). Ahí me escribió la paseadora. Ahora tengo un café en la mano mientras escribo porque cuando le di a vinchu a la paseadora se terminó la máquina de filtro. Siento que hoy es viernes pero en realidad es martes. Aquí hace mucho más adelante que detrás de lo que podría ser de este momento de este tiempo de lo que podemos hacer de lo que pasa de lo que podemos ver de una persona plural ya que mi mente piensa en otras cosas mientras que escribo en este rango entre lo que pasa en el tiempo de estar en este momento y lo que pasa en todos lados y de lo que debería ser así en el medio de lo que pasa durante todo este tiempo de lo que pasa durante de todo este tiempo que va así delante y detrás. 

Escribir en el vacío para disuadir lo automático. 

 

Nro. 3. Mis páginas matinales. Renee Carmichael, 2022. 

 

Práctica 4: Repetir

No me gusta hacer yoga.

“¿Pronunciamos algunas palabras sobre la nada? ¿Qué hay que decir? ¿Cómo empezar? ¿Cómo se puede decir (algo) sobre la nada sin violar su propia naturaleza, quizás incluso sus condiciones de posibilidad? ¿Acaso toda expresión sobre la nada no es ya una violación performativa de aquello a lo que se quiere dirigir? ¿No hemos dicho ya demasiado al pronunciar su nombre? ¿Qué define la escala en el vacío? ¿Cuál es la métrica del vacío? ¿Cuál es la medida de la nada? ¿Cómo podemos acercarnos a ella?” (Barad, 2012).  

            No me gusta hacer yoga.

                                                         No me gusta hacer yoga.

                             No me gusta hacer yoga.

                 No me gusta hacer yoga.

                                                                                     No me gusta hacer yoga.

                       No me gusta hacer yoga.

                                               No me gusta hacer yoga. 

                              No me gusta hacer yoga.

               No me gusta hacer yoga.

 

A modo de multiplicar

En estas prácticas de pensar la física cuántica estoy ejecutando su problemática mientras escribo (algo) de lo que es (que se puede también (no) comprender). En cada una hay una cuestión inherente de cómo medir (algo) que (no) podemos comprender. La cuestión de medir me intriga como un principio de (algo), aunque me fui por otro camino en este texto. Tiene que ver con pensar el medir como un lugar al borde de la agencia humana que practica (algo) que nunca se puede comprender por completo. El medir como un marco, muchas veces calculado y numérico, pero que termina siendo un valor siempre contingente, un momento de citar y entrelazar traducciones propias de Barad y de experimentar una agencia de escribir sobre la física cuántica en relación con el cuerpo que es bastante y todavía vaciante. Esta idea es el principio de (algo) que todavía me pregunto en el espabilar del vacío, ¿estoy respirando? Tal vez el principio de este texto termina siendo una pregunta abierta de la relación entre la física cuántica y mi práctica de relacionar cuerpo, código y movimiento, pero en lo que sigue la decisión de un principio, ¿(algo) se cortó?  

Bibliografía

Barad, Karen. (2007). Meeting the Universe Halfway. Quantum Physics and the Entanglement of Matter and Meaning. Duke University Press. Traducido por Liminal Bits.

Barad, Karen. (2012). What Is the Measure of Nothingness? Infinity, Virtuality, Justice. 100 Notes – 100 Thoughts, dOCUMENTA (13), No. 099.  Traducido por Liminal Bits.

Fazi, M. Beatrice. (2020). Beyond Human: Deep Learning, Explainability and Representation: Theory, Culture & Society. Special Section: "algo"rithmic Thought 0(0) 1–23. https://doi.org/10.1177/0263276420966386/.

Fazi, M. Beatrice. (2016). Incomputable Aesthetics: Open Axioms of Contingency. Computational Culture 5 (15th January 2016). http://computationalculture.net/incomputable-aesthetics-open-axioms-of-contingency/.

Louppe, Laurence. (2010). Poética de la danza contemporánea.  Ediciones Universidad de Salamanca.

Notas

1. Liminal Bits es un podcast y proyecto colectivo tentacular de Laura Benech y Renée Carmichael. Nos une el interés en las zonas tecnológicas liminales, el análisis crítico de los flujos del poder tecnológico; las experiencias poéticas que van más allá de lo binario; los ejercicios de difracción cuántica. Nace en 2020 y su primera producción es un podcast que aborda episodios experimentales de lecturas poéticas, ficciones, sonidos, conversaciones virtuales en español y producciones visuales. A partir de esos diálogos procesuales comienza un proyecto de traducción salvaje y experimentación de ideas de la física cuántica en un taller, experiencia en la que continuamos trabajando para publicar. https://liminalbits.net/

Renee Carmichael

Es una experimentadora de los ritmos no comprensibles entre el cuerpo, el algoritmo y el movimiento como manera de pensar los gestos incomputables e incomprensibles de procesos abstractos que se ejecutan en, pero más allá de, las palabras. Sus obras mezclan la teoría y la práctica en diferentes formatos (textos, algoritmos, instalaciones, performances, bailes, videos, sitios web). En su práctica esa mezcla constante de lenguajes tiene el objeto de encontrar espacios al límite del lenguaje, siempre en el marco de un feeling corporal. 

Desde su nacimiento en Seattle en 1986 vive con esos códigos gestuales en el mundo (EEUU, París, Londres, Berlín), que ahora, explora en Buenos Aires. Es fundadora de la editorial experimental Flee Immediately! y co-fundadora del podcast Liminal Bits, junto a Laura Benech. Tiene una Maestría en Medios Interactivos: Teoría y práctica crítica de Goldsmiths College en Londres. Actualmente está realizando un doctorado en Teoría Comparada de las Artes en la UNTREF.

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