Terricola empedernida. Bailarina proletaria, poeta del más acá. Amante convencida. Soy el laberinto que atraviesa mi cuerpo. Bailo y escribo como acto político, como un ejercicio vital, como una reacción ante el quietismo y un guiño al silencio. Los textos que brotan son señuelos difusos, secuelas de este habitar sensible, perforado por lanzas de las preguntas.