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Jueves, 26 Octubre 2017 15:13

¡Oh soberbio arte de la danza! ¡Oh miserable arte de la danza!

Escrito por

"Lo arbitrario corre desenfrenadamente -sin límites, libre, como imaginan nuestros metafísicos- por la factoría de los pensamientos, derramándose con una corriente de sinsentido sobre el mundo de lo real"

Richard Wagner

 

Wagner según La Wagner.

El preludio de La Wagner es inolvidable. Caminar, un gesto simple, al compás de Plenizio Dell Orso "Voce D'amore" de 1972. Y luego, comienzo tras comienzo, preludio tras preludio, se sucederán en un desarrollo sin destino, en un código críptico, oscuro y soberbio, que encierra misterios de violencia, sexo, placer, deleite, liviandad, fortaleza y leitmotiv. Estas cuatro mujeres-cuerpos se me aparecen como la comunidad de lo que es idéntico y a la vez diferenciado. Van a excederse hasta la desmesura, definida por el mismo Wagner como  "la absoluta falta de libertad de una naturaleza”. Cuatro cuerpos que son canales por excelencia de comunicación, según el modelo que plantea el autor que da nombre a la pieza. Reflexionar sobre la propia existencia, ser cultivadamente bárbaro, tomar el cuerpo ajeno y destrozarlo, desbordar el cuerpo propio con egoísmo y con incontables desgracias, el proceso de comienzo infinito de La Wagner: Santa indignación.

Preludio o prólogo es un texto que está antes del texto principal, un texto que ha de ser reelaborado, un texto que anuncia las claves de aquello a lo que da comienzo y, promete, sucederá. Me pregunto si la hipótesis invisible es que Wagner es el preludio de la música contemporánea ¿Es acaso un preludio tras otro una ópera que nunca llega a ser? ¿Es La Wagner la obra de arte de un futuro que nunca llegará?

Fui a ver el estreno de la quinta temporada de La Wagner, hace cinco años había visto alguna función de la primera temporada, creo que fueron cinco años sinceramente no lo recuerdo. Me daba mucha intriga saber qué era lo que había sucedido durante tanto tiempo, tantas horas de escena, tantas reposiciones y tantos escenarios. Por supuesto que lo que me encontré cumplía en algún punto con mis fantasías. Me encontré con eso que pasa cuando un artista se apropia, se adueña, desborda lo que está haciendo, me encontré con un proceso intenso, interno y externo, de cuerpos que atravesaron el tiempo de la mano de coreografías y formas de estar en la escena, de caminatas, de posiciones y relaciones, de roles. Cada uno de los cuerpos, lo mismo y claramente diferenciado. Y no son sólo los cuerpos en escena, son todos los cuerpos de un equipo de trabajo que se afilan.

Me fui pensando en qué relación tenía (si la tiene) el fenómeno La Wagner, una obra que como pocas o como casi ninguna en Argentina, se repone una y otra vez en la cartelera y recorre escenarios de otros países, participando de festivales, andando, con el fenómeno Richard Wagner que ya cuenta con más de 150 años en la vida del hombre.

Wagner, un personaje singular de la historia del mundo. Un personaje polémico, un personaje disruptivo y el devenir de una persona que queda asociada al peor representante del siglo XX porque es Hitler (y no Wagner) quien genera fanatismo.

 

La Wagner según Wagner.

 

“Todo lo que respira y se mueve sobre el escenario, respira y se mueve por la expresión del deseo de comunicarse, de ser visto y oído en ese ámbito”

Richard Wagner

 

Su primera ópera que se estrenaría recién en 1884, fue titulada “Las Hadas”. ¿Son hadas las chicas de La Wagner? ¿Son lo que Wagner imaginaba como Hadas?

Wagner dixit: "El cuerpo humano percibe inmediatamente las sensaciones de sufrimiento o bienestar por las señales de sus miembros, que son los que sienten dolor o alivio; con movimientos alusivos, a los que se van sumando coordinadamente todos sus miembros o aquellos con mayor aptitud expresiva, demuestra el sufrimiento o bienestar de todo su cuerpo; primero desde la propia relación entre los miembros, luego desde el cambio en los movimientos, que se van coordinando y adquiriendo significación, y finalmente desde las numerosas mutaciones de esos movimientos - que serán condicionados por los cambios ya paulatinos, ya progresivamente rápidos y vehementes, desde una dulce placidez a un impetuoso apasionamiento -, nace en las leyes del infinitamente cambiante movimiento mismo, según las cuales se manifiesta el ser humano que se está exponiendo artísticamente.

Leo estas palabras y siento que estoy leyendo una descripción de La Wagner escrita cien años antes de su existencia por el mismo Richard.

sufrimiento o bienestar por las señales de sus miembros

dolor o alivio

movimientos alusivos

coordinadamente

mayor aptitud expresiva

 

Richard La Wagner.


En el ambiente gay todos creen que “el otro” es homosexual. Reprimido o asumido o sin saber lo que se está perdiendo. La sospecha por la homosexualidad del otro es un chiste pero también es un caballito de batalla, una forma de dar lucha y consistencia a la propia postura de quien se asume homosexual, a la propia decisión, al propio deseo. Este juego que se presenta en el título “La Wagner”, además tiene un ancla en la biografía del compositor, ya que existe un chisme histórico que ironiza respecto de su vínculo con Luis II de Baviera, famoso por su homosexualidad y por ser fanático de Wagner, a quien le acogió en 1864 ofreciendo un giro inesperado (¿desinteresado?) en el devenir de su vida.

Según pude informarme, Wagner, como muchos de los intelectuales de su época, manifestó de forma pública su racismo, su antisemitismo, incluso existe un texto en el cual él se opone a la existencia de compositores judíos. Sin embargo, Wagner también es el representante de la revolución anarquista de 1849 en Dresde, a raíz de la cual, tuvo que huir, primero a la ciudad de París y luego se estableció en Zurich. Escribe “La obra de arte del futuro” en 1849 mientras trabajaba en “La muerte de Sigfrido” una de sus óperas que es utilizada de forma fragmentaria en La Wagner. Según el sistema de conceptualización del arte que propone Wagner el objetivo único y verdadero de todas las artes, es la unificación en un solo arte del futuro: el drama ¿El drama es La Wagner?

Es curioso cómo esa forma de pensar (anarquista, antisemita, ontológica) es totalitaria y es en verdad la cárcel del pensamiento mismo. La necesidad de eliminar la diferencia, matar al judío y unificar las artes. Wagner plantea el sistema de las artes en términos de verdades (verdades absolutas), la obra de arte del futuro o el futuro para las artes sería una forma de revolución que arrasa una vez más con toda diferencia y la danza en este sistema será la primera en perder su miserabilidad.

Se me aparece aquí una especie de triangulación histórica Rotemberg, Hitler, Wagner, ser polémico, hacer polémica, trabajar con la polémica y terminar cagado a palos en el centro de un escenario (1).

¿Qué pasa cuando alguien pone el ojo sobre un artista y genera un fanatismo? Tener un fanatismo es encontrar en otro la propia verdad.

 

La Wagner del futuro.

 

Martín Liut dixit: “Aunque una ópera tenga un siglo y medio de antigüedad, en tanto suba nuevamente a escena dejará de ser un documento del pasado para formar parte del presente. No se trata de olvidar su esencia histórica originaria, sino de poner la intención con lo que significa una recreación contemporánea. Las óperas de Richard Wagner, nacidas en pleno siglo XIX ocuparon un espacio relevante en el pasado siglo XX y continúan interpelándonos en gran parte de los teatros líricos del planeta. Su recepción es diferente respecto de otras obras líricas de la misma época debido a la hipertrofia de sentidos e interpretaciones que las acompañan. Lo que rodea la obra wagneriana en sí, los paratextos, conforman un corpus gigantesco multiforme y complejo, que abarca desde lo apologético hasta la impugnación.”

Reponer, una y otra vez. Reactualizar. Recrear el mito.

 

La Danza según Wagner.

"Sólo puede tomar, pero no dar; arrastra hacia sus adentros toda materia vital ajena, la desmenuza y la consume, la disuelve en su propia naturaleza estéril, y sin embargo no es capaz de mezclarse con ningún elemento vital fuera de los creados por él, porque es incapaz de dar algo de sí mismo"

Richard Wagner

 

Wagner va a criticar la independencia de la Danza como arte refiriéndose principalmente a la falta de uso del texto en escena. La mudez de la bailarina, es interpretada por él como una frígida pureza que hace a la danza una criatura dependiente, “inválida y mutilada: seres humanos que no saben hablar y no quizás porque por una desgracia se han quedado privados del habla, sino que por capricho no quieren hablar” (Wagner).

Y, si bien Wagner parte de la idea de que “la más real de las especies artísticas es el arte de la danza”. Afirmación que se apoya en la premisa de que es el cuerpo del hombre un canal de comunicación por excelencia y que contiene en sí las condiciones para que se manifiesten las especies artísticas restantes, sostiene que la Danza como arte puede ser el factor de unificación de todas las artes. De modo que la Danza es, en el sistema wagneriano, una condición sine qua non, para el logro del objetivo único y verdadero del arte: el drama. Es el factor-cuerpo, es lo mismo y lo distinto.

La Danza, ¨este espectáculo del todo mudo es, sin embargo, tan lamentablemente dependiente que en el mejor de los casos se atreve a ocuparse sólo de materiales dramáticos que para salir a escena no necesitan relación alguna con la razón Humana e incluso en los casos más favorables de esta clase se ven necesitados de recurrir al ignominioso expediente de comunicar sus propósitos al espectador mediante un programa aclaratorio!.” La sospecha por la necesidad de palabras que “aclaren” la danza, sospecha social y culturalmente vigente. Sin embargo, en La Wagner, no recibo un texto y esta ausencia de dirección me permite ver con mayor libertad la obra. Una obra de Danza, una y varias Danzas que “busca(n) quitarse de encima a la repugnante y lasciva frivolidad, en tanto se aferra a un velo artístico que cubra su infame desnudez.” (Wagner)

 

Sostiene Wagner:

"El egoísta moderno no puede captar la urgencia interna, la entiende como urgencia externa, que viene de afuera: por ejemplo, el artista no haría arte si no lo moviera la urgencia, en este caso, de dinero. Y por eso es bueno que a los artistas les vaya mal: de lo contrario, no trabajarían..

 

Porque…


“sólo una urgencia que por esencia es común es también una urgencia real creadora en su deseo de satisfacción. Y, por ende, solo quien siente una urgencia común pertenece al pueblo. La urgencia del egoísta es una exigencia aislada contrapuesta a la urgencia común, y por lo tanto improductiva, por ser arbitraria.”

 

¿Qué relaciones se establecen entre el éxito y el odio que genera la sospecha que se despierta detrás del artista exitoso?

¿Qué relaciones inmateriales aparecen entre fenómenos históricos como puentes invisibles?

¿Cómo y qué apuesta la Danza hoy?

 

Este comentario fue escrito a partir de la asistencia a alguna función correspondiente a la primer temporada en El Portón de Sánchez, el estreno de la quinta en Espacio Callejón (2017) y la lectura de “La obra de arte del futuro” de Richard Wagner.  

 

 

Ficha Técnica.

Elenco: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza y Carla Rímola/ Escenografía: Mauro Bernardini / Vestuario: Martín Churba / Iluminación: Fernando Berreta / Edición y arreglos: Jorge Grela / Sonido: Guillermo Juhasz / Producción ejecutiva: Mariana Markowiecki / Asistente de producción: Angela Carolina Castro/Coreografía: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola y Pablo Rotemberg / Asistente de dirección: Lucía Llopis / Dirección: Pablo Rotemberg

Notas.

El título de este comentario es una cita a las palabras de Richard Wagner al cerrar el capítulo dedicado a La Danza en su ensayo “La obra de Arte del Futuro”.

(1) Hago acá un guiño al final de la acción presentada por Pablo Rotemberg en el marco del ciclo de presentaciones performáticas que conviven con la intervención de Edgardo Giménez Reposeras para repensar. La intervención fue titulada Porque el verdadero arte es el que no te deja ileso.

 

Josefina Zuain

El tema del ser es para mí un tropezón asegurado. Bailo y escribo, bailo y estiro, bailo y no bailo. Me gusta decir: soy bailarina y escritora. Escribo, escribo, escribo... bastante compulsiva-mente.

Tal vez todos mis textos hablan de la acción de separar y del amor. Separar como modo de re-unir, re-condensar, volver a pensar y seguir (no) siendo. Amor: mi cuerpo. Segunda es mi relación más estable y duradera. Aquí, entre amistades, casualidades, pasiones y deseo, inventamos y recreamos los modos en que podemos pensar (seguir pensando) y volver a pensar en-con-a través de la danza.

 

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