Sesenta minutos. Cuatro mujeres vestidas solo con rodilleras y muñequeras. Caídas, espectaculares caidas. Música de Wagner. Humo. Cuatro mujeres galopan con los pelos al viento, veo el ventilador que crea el artificio, pero me entrego al movimiento repetitivo, que me hamaca. Iluminación cenital, muchas veces cruzadas, a veces fría, a veces cálida. Estar un poco en Alemania y un poco acá en Buenos Aires, en Almagro. ¿Qué es la desnudez? ¿Qué visten las rodilleras? ¿Qué es la violencia? ¿Cómo ejercer violencia sobre un cuerpo de mujer? Cuerpo-mujer que se empodera y desempodera, cuerpo despojado de ternura, cuerpo que hace máquina con otros cuerpos. "Elevar el propio pensamiento hasta el enojo. Elevar el propio enojo hasta el punto de quemarse a uno mismo. Para mejorar, para denunciar serenamente la violencia del mundo", dice Georges Didi- Huberman sobre Harun Farocki. Se pegan, entrenan para pegarse, para pegar, para recibir pegadas. ¿Mi cuerpo entiende sus pretendidos enojos? Se acercan por momentos estas cuerpo-mujer y hablan desde un micrófono: anuncian escenas, suspiran, se arreglan el pelo -el pelomujer, el pelomujer que se pide tapar…